La prensa chilena ha dado amplia difusión y comentado en elogiosos editoriales las cartas intercambiadas entre Frondizi y Alessandri con motivo de asumir este último la primera magistratura de Chile.
En este intercambio epistolar, ambos mandatarios reiteran su buena disposición para hallar rápida y justa solución a los diferendos pendientes, que empañan la tradicional amistad y las comunes glorias del pasado y que dificultan las realizaciones comparti-das en el futuro así como afirman categóricamente su decisión de propiciar una amplia complemen-tación económica y una integración americana efectiva.
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Contrastando con estas claras mues-tras de real acercamiento chileno ar-gentino, expresadas por intermedio de sus dos más representativos ciudada-nos, la prensa chilena ha dado cabida en sus páginas, en los últimos tres me-ses, a una serie de editoriales, artículos y comentarios que bajo el pretexto de analizar las cuestiones limítrofes del Beagle y Palena, han contribuido a crear en la opinión |
pública local, un clima inamistoso para con la Argentina y a fomentar dentro del consenso general un estado de ánimo poco propicio para aceptar una solución negociada de los diferendos pendientes entre ambas naciones hermanas.
Si consideramos que en estos momen-tos está reunida en Buenos Aires la Comisión Chileno-Argentina de Límites tratando de llegar a un acuerdo para la reposición de hitos en la frontera que separa ambos países, resulta evidente que una campaña de prensa tendiente a estimular las intransigencias naciona-les, sólo ha de contribuir a restarle liber-tad de acción a los miembros de aquella y a dificultar la solución del problema en cuestión.
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Esta campaña de prensa que asume los más variados matices, desde los viru-lentos artículos firmados por Enrique Bunster en el "Ilustrado” y "La Libertad" hasta los mesurados editoriales de "El Mercurio", "La Nación" y "El Debate" y desde las sensacionalistas notas de "Vea", "Entretelones" y "Vistazo" a los apacibles comentarios gráficos del "Zig-Zag", |
responde todo sin embargo a una
aparente directiva común y está enca-minada a lograr objetivos bien deter-minados.Esta propaganda en nada contribuye a la pacificación de los ánimos o al logro de la ansiada solución de los diferendos de dos pueblos, llamados a vivir y desa-rrollarse en armonía así como nacieron a su vida independiente en una lucha común.
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No es por la vía de una carrera arma-mentista estéril y absurda o por medio de una prédica constante y dirigida a distanciar a los dos pueblos, como han de cumplirse los anhelos expuestos con claridad y vocación republicana por los presidentes de Chile y Argentina.
Sostengan ambos países sus derechos con energía, fundamenten sus puntos de vista, busquen con ecuanimidad la solución de sus diferendos, pero no por ello se embarquen en una prédica per-niciosa que lo único que podrá lograr es distanciar a dos pueblos destinados a vivir hermandados. |