La
elección de un nuevo Papa resulta excluyente del tratamiento de cualquier otra
noticia o comentario, por estos días.
Todos
recordaremos, de aqu?en más, lo que hac?mos y d?de nos encontr?amos, al
momento de escuchar, del protodi?ono Jean Louis Tauran en la Plaza San Pedro,
el nombre de "Georgius Marius" como el nuevo Papa Francisco.

Algunos argentinos entendemos que esto, que se convertir? luego en un motivo de
orgullo, no significa más que el producto de un país anterior; una nació que en
el pasado nos ungi?con una educación pública de excelencia que, hoy, nos puede
regalar esta fortuna que implica poder contar con "uno de los nuestros" a cargo
de la Iglesia Cat?ica en todo el mundo.
Posteriormente a la sensación de alegría, exaltaci? y de sano j?ilo, cabe
advertir que, como sociedad en su conjunto, nada hemos hecho en la actualidad
para que esto ocurra. Tanto, a partir de los ciudadanos comunes que poco nos
interesamos por las cuestiones religiosas; como desde los ?bitos cercanos al
poder, desde donde se ha operado activamente para evitar el nombramiento del
cardenal Bergoglio en el papado.
Un sello personal
Como
ha sido siempre su comportamiento; muy notablemente cuando pidi?"allanar el
camino a Joseph Ratzinger" en la designació de Benedicto XVI en 2005; en su
actividad pastoral en Argentina junto a los sacerdotes de las villas y sus
mismos habitantes y en todas las acciones que personalmente realiz? el sello
personal de Jorge Bergoglio ha llegado al Vaticano.
Su
humildad, austeridad, serenidad y decisión lo acompañaron hasta allá El hecho
de haber viajado en un colectivo con los otros cardenales, de haber abonado la
factura de su hospedaje como cardenal y de no haber utilizado detalles de lujo
durante su presentación luego de ser elegido Papa; son detalles m?imos de sus
convicciones, pero que evidencian que su conducta sigue por la misma senda. |
No
obstante las se?les que claramente dejó ver, actu?conforme a sus principios y
de los de su iglesia, sorprendiendo a más de uno que pensaba que en el vaticano sólo había cambiado un papa y que éste tra? una suerte de mercadotecnia
personal. No es así a menos de un Día de haber sido elegido, estamp?su estilo
con la frase: "No quiero que siga frecuentando esta Bas?ica",
refiri?dose al cardenal Bernard Law, acusado de haber encubierto a unos
doscientos cincuenta curas abusadores de menores de Boston entre 1984 y 2002.
El ejemplo viene desde arriba
En
estos tiempos y por estas latitudes; en las que los gobernantes se ci?n a un
grupo cerrado y ostentan los privilegios más ac?rimos; en las que la dirigencia
y, lo que en algún momento se llamó fuerzas vivas, si de ello depende alguna
ganancia, aceptan lo inaceptable y; en las que los intelectuales se llaman a
silencio por temor a ser investigados por la autoridad impositiva; se hac?
necesario que surja alguien con un mensaje de di?ogo, de humildad en su aspecto
más profundo, de austeridad plena y de convicciones firmes.
Resulta claro que el Papa Francisco tiene la influencia necesaria como para
llevar este mensaje de hombr? de bien a todos los estratos de nuestra sociedad,
de los diversos credos, agn?ticos y ateos, y, principalmente, a miles de
millones de personas en la faz de la Tierra.
Orgullo argentino
Resulta curioso el engreimiento de quienes estamos en esta parte del mundo; los
porteños, los argentinos, los sudamericanos y todos los americanos; so pretexto
de que aportamos a un hombre para la tarea de regir la Iglesia Cat?ica
por el resto de su vida.
Durante esta semana hemos le?o las palabras "Papa argentino" hasta el hartazgo,
lo que sólo implica un adjetivo gentilicio que no indica más que el hecho de que
un argentino fue a dar como Papa, pero, el sentido de pertenencia por alguien
tan cercano y afín puede más que la humildad que predica Francisco. No obstante
su origen, es el Papa de la Iglesia Cat?ica de todo el mundo.
Ecumenismo
Desde
hace un par de décadas, para quienes vivimos en Argentina, no es extra? ver
ceremonias interreligiosas, reuniones ecumágicas y debates con participantes de
diversos credos, lo que resulta en un ejemplo de di?ogo que aseguran un ámbito
de paz y concordia; algo que no es común en todo el mundo.
El
cardenal Bergoglio, no sólo no es ajeno a esta armon?, sino que, es su
fundamental impulsor; por ello es común verlo ejercer su actividad junto a
rabinos que han resultado ser sus últimos amigos y con los que ha publicado
libros.
Necesitar?mos, en esta parte del mundo, que la fraternidad practicada por, el
ahora, Papa Francisco sea contagiada al ámbito político, para que el di?ogo
como iguales y la humildad que sólo pueden tener los grandes, surta efecto en
nuestra dirigencia.


Gustavo
P. Forgione
gustavo@forgione.com.ar
Director
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