En
una ocurrencia c?ebre, Juan Per? intentó minimizar la importancia
del dólar en nuestra economía exhortando a preguntar a los
argentinos cu?do habían visto uno.
Algo similar podría ocurrir
respecto al riesgo país. Un concepto que hubiera requerido esfuerzo a
un docente para su transmisión, hoy azota con chasquidos dram?icos
los titulares de los medios de comunicación. así sabemos que se trata de
la sobretasa que debe pagar el deudor nacional, para conseguir
Crédito externo. Lo incierto de la cancelaci? siquiera de los
servicios de nuestra deuda soberana, su nivel ahoga la inversión.
Nuestra dolorosa maceraci? en
la "universidad de la vida" nos permite comprender con
facilidad que así no hay crecimiento, sin ello no se generan empleos,
y la decadencia que sigue.
Cunde la sensación de que el
país hizo las jugadas más p?aras de todas sus cartas, fue
lujurioso con sus relaciones carnales, apost?el total del patrimonio
nacional, y que sin embargo siempre "gana la banca": estamos
más pobres y endeudados que antes, y casi sin Crédito para seguir
jugando. Con el agravante con no existe apuesta a todo o nada, que nos hará recuperar lo perdido.
Qu?le pasa al riesgo país?
La pregunta empieza contest?dose con otra : quiénes "son"
el riesgo país ?
Porque
lo que se traduce en un Número, no se elabora por fusi? o fisi?,
aunque a veces por ficci?. La medida diaria la elaboran los
responsables de los fondos internacionales, que los represtan o
recuperan de los mercados de oferta y demanda del mundo, bajo dos
premisas: 1) ning? mercado nuevo está emergiendo; 2) los dineros
internacionales siempre deben estar colocados.
Aunque escisiones internas
dividan los territorios nacionales, el mercado mundial es el mismo: sólo puede crecer o decrecer. El ahorro internacional se dirige de un
lado a otro mediante un sistema de sem?oros cuyas luces viran al
rojo vivo cuanto más alta es la tasa de riesgo. año con tal
"atractivo", no se encuentran muchos dispuestos a prestar:
cuando el retorno es alto la probabilidad de cobrar es menor, y ambas
cuestiones se retroalimentan obsesivamente En este escenario, es vital
para todas las partes tener las cuentas al sin generar esc?dalos que
alarmen al más que sensible mercado mundial, lo que obliga a
refinanciar a tasas y condiciones cada vez más gravosas. Al precio de
obturar la inversión genuina aumentando la aversi? de los
acreedores, lo que se traduce en una nueva suba del riesgo país.
En estas transacciones no
intervienen robots sino seres de carne y hueso (enumeraci?
suficiente: tienen animaci?, pero no tienen alma), egresados de
grado y posgrado especializado, de universidades que también sufren
"riesgo acad?ico".
Una altísima proporción de
los fondos internacionales está concentrada en pocas "bocas de
expendio", las menos apíndice s de grandes bancos, manejados por
estos ejecutivos condicionados por analistas y calificadores de
riesgos. Sus mapas consisten en relaciones macro económicas básicas,
parecidas a los que cualquiera de nosotros hará si nos piden plata
prestada.
A
pesar de todo bebieron un mal trago de Tequila (y muchos de ellos
perdieron sus empleos por haber
estado aconsejando e invirtiendo en deuda mexicana horas antes) y se
emborracharon con los efectos caipirinha (Brasil), vodka (Rusia) y
arroz (Tahilandia y demás tigres, por lo que se informan cada vez
más de cuestiones no económicas trascendentes, alarmados ante el
inminente efecto narguile (Egipto) o yerba (Argentina).
Dentro de este nuevo equipaje está la clave de nuestro riesgo país.
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Las
relaciones deuda/PBI, exportaciones/crecimiento industrial, etc?era,
dependen de la confiabilidad de las fuentes para ser reducidas a
resultados que ayuden a tomar decisiones. Aún así son falibles, pues
mientras las calificadoras negaron a Argentina el "BBB" o
investment grade, se lo concedieron a Indonesia, que se desintegra en
todos los ?denes.
Como
consecuencia, nuestra deuda externa como porcentaje del PBI desde
1990, subi?del 28 al 42%, creciendo 60 mil millones de dólares sólo por el efecto de refinanciar amortizaciones a tasas cada vez
más altas, lo que aumenta el gasto público y empuja la suba de
impuestos. A este ritmo, el cese de los pagos internacionales
sobrevendr?fatalmente sin posibilidad de apelar a otro megacanje,
que por ahora nos ayud?a ganar tiempo.
Para revertir este panorama
inexorable se requiere de capital humano calificado ("human ware,
software y capital ware" son los nuevos activos mundiales) capaz
de diseñar y ejecutar las estrategias creativas, audaces y combinadas
que requiere la encerrona.
Supongamos por un momento que
se reproduce el antecedente b?lico y el Esp?itu Santo ilumina las
mentes de una gran mayoría de nuestros trabajadores, estudiantes,
técnicos y profesionales, elevando milagrosamente sus umbrales de
capacidad. serán suficiente para que bajara el riesgo país ? No.
Por la sencilla raz? que de
no producirse
idéntica iluminació en la clase
dirigente, sus calificaciones
actuales aniquilar?n cualquier cambio,
malogrando sus resultados. La
mayoría de ellos son residuales
de una ?oca cuya concepci? mercantil y rent?tica
de la política ya rechazada en el mundo, de la que nuestra sociedad está hastiada. Los analistas extranjeros también.
Mientras esto no cambie, el
riesgo país será r?ido a la baja.
Ante lo improbable de la
intercesi? del Esp?itu Santo sólo cabría el reemplazo
biol?ico. No disponemos de tiempo para esa espera. La interrupci?
de la democracia, ha provocado un tráfico Vacío en el proceso vital
de formaci? y renovación de dirigentes.
El nuevo ciudadano es
indiferente a la política, hu?fano de
formaci? por defecto del sistema de ense?nza y por
lo tanto carente de visión histórica. La mayoría conoce a Per?
como calle, a Eva por Madonna, y las seniles figuras de los ex
dictadores no logran conmoverlos porque el duelo de sus padres los ha
privado de referencias dramágicas.
La v? más operativa para
intentar cambios en la dirigencia y en el estilo, radica en la Reforma
política por la v? institucional. Que no es una cuestión de caja
referida al gasto político -que nadie hasta ahora ha sabido definir
con precisión- sino de modificación del conjunto de leyes que han
permitido sacralizar una "clase" política.
Este semillero ha sido
segregado por la partidocracia, el sistema de listas s?ana, y la
falta de oportunidades de formaci?, capacitaci? e investigación
en el quehacer del dirigente político.
Nuestro Bloque Federal se está
pronunciando con motivo del inminente tratamiento legislativo, se han
enviado cartas a cada afiliado exhort?dolo a sumarse. más que de la
sobretasa del costo del dinero, se trata de la posibilidad de
disgregaci? del país por falta de dirigentes capaces. Es el aumento
del riesgo del no-país.
Lo urgente y trascendente de la
cuestión exige el protagonismo inmediato de todos.
Dr. Bernardo P. Carlino
bernardo@carlinopuig.com.ar
Vicepresidente del Partido Federal
Orden Nacional
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