Resulta extraño pensar en el
momento en que la presidente de la Nación le traspase el mando a un sucesor; no,
porque esto sea algo extraordinario, ya que eventualmente ocurre, tal como
sucede ese trámite ordinario en los gobiernos de la mayoría de los países, sino
por la imagen de poder absoluto y eterno que desea transmitir Cristina de
Kirchner, quien se ha convertido en la líder de un régimen populista con ansias
totalitarias que, para ello, ha dividido a la sociedad entre amigos y enemigos,
con pocos antecedentes en la historia Argentina.
Imaginando el 10 de diciembre
Cristina Fernández de Kirchner
dejará de ser presidente de la Nación, a más tardar, en la tarde del 10 de
diciembre de 2015; ésta es la única certeza que se puede asegurar en momentos en
que el gobierno no radica en el seno del pueblo, sino entre bambalinas e
intrigas de palacio.
Hipótesis "constitucional"
Lo más loable, sería que la
presidente se comporte de aquí en más como la futura ex presidente de la nación,
que se encargue de verificar que las cuestiones de estado queden listas para
cuando asuma su sucesor dentro de diez meses, para poder continuar con los
cometidos oficiales que, de trascender su gestión, se convertirían en políticas
de estado, y para organizar su retiro.
Lamentablemente, esta hipótesis
propia de un gobierno serio con apego a la Constitución Nacional, a las leyes y
las buenas costumbres, aunque debería ser la única posible, resulta ser la más
remota en el imaginario de los ciudadanos.
Hipótesis "dimisión"
Existe una posibilidad,
acostumbrada durante las últimas décadas, que es la que deriva del desgaste de
la gestión de gobierno y la imposibilidad de que éste concluya su gestión en
tiempo y forma, que podría finalizar con el traspaso del poder antes del 10 de
diciembre de 2015, si llegase a bajar el precio de la soja, fallaran los medios
de financiación del déficit fiscal o existiera un estado grave de conmoción
interna.
Aunque tampoco es previsible que
la presidente se preocupe más por la suerte del país y sus ciudadanos que por su
condición personal, de ocurrir una hipotética renuncia de la presidente sin más
trámite, quedaría al mando del Poder Ejecutivo el actual vicepresidente, quien
se encuentra procesado e imputado en varias causas de corrupción y tráfico de
influencias; motivo por el cual, es casi imposible que éste concluya el mandato
de su compañera de fórmula, por lo que se haría cargo el presidente provisional
del senado y, supletoriamente ante su dimisión, el presidente de la Cámara de
Diputados, siguiéndole el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación; estos tres últimos tienen la obligación de llamar a elecciones y quien
resulte elegido iniciará su período presidencial.
Conociendo la arquitectura
intelectual de la señora de Kirchner, es fácil creer que esta hipótesis
resultaría imposible, si ello no le produjera un rédito personal.
Hipótesis "golpe de estado"
La lamentable posibilidad de que
se repita la situación vivida con intermitencias entre 1930 y 1983, de que las
Fuerzas Armadas sitien al país y tomen el poder por la fuerza, concluyó con los
juicios a los comandantes del Proceso de Reorganización Nacional, tanto por el
rechazo popular a esta modalidad, desde entonces, como por las previsiones de la
reforma constitucional de 1994.
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Hipótesis “revolución oficial”
Cabe estudiar la hipótesis de
que, ante tantas denuncias de corrupción, desmanejos y manejos arbitrarios,
irregularidades administrativas, sustracción y malversación de fondos públicos,
entre muchas otras atrocidades oficialistas, el grupo que ocupa el Poder
Ejecutivo se niegue a entregar el poder a un sucesor, hasta que se asegure la
elección de un nuevo presidente acorde al entorno de la mesa chica del
kirchnerismo, lo que podría demorar mucho tiempo y excedería el plazo legal del
10 de diciembre de 2015.
Esto que, antes de que
conozcamos al régimen kirchnerista, era privativo de las novelas de ficción y
reservado sólo a los amantes de las teorías conspirativas, toma fuerza y pasa a
considerarse como una posibilidad más real de acuerdo a la nueva coyuntura,
explicada por la presidente de la Nación en una carta divulgada el día de ayer
mediante las redes sociales y su página web
www.cfkargentina.com/18f-el-bautismo-de-fuego-del-partido-judicial/.
Con un texto que, perfectamente,
podría haber sido redactado por Hugo Chávez o su acólito Nicolás Maduro, la
señora de Kirchner explicó, con un idioma conspicuo y exclusivo de tuteos al
lector, autopreguntas, autorespuestas y autoreferencias, pese a que sólo le
quedan diez meses de gestión, que existe un golpe desestabilizador en ciernes, y
aclaró que el Poder Judicial, al que llamó “partido judicial” en diecinueve
oportunidades, es “opositor y destituyente del Gobierno” y encabezaría su
remoción.
La comparación reiterada de
“partido judicial” con “partido militar”, en referencia al contubernio de
oficiales fragoteros que organizaban asonadas contra los gobiernos democráticos,
y la explicación de que la marcha del “18F” fue el “Bautismo de fuego del
Partido Judicial”, es una franca declaración de guerra de esta parte del Poder
Ejecutivo contra el Poder Judicial, lo que pone en riesgo el equilibrio
republicano que, desde los inicios de la gestión de Néstor Kirchner, tanto
molestó a este grupo.
La misiva presidencial, también
podría haberse titulado “El Estado Soy Yo”, en relación a la frase adjudicada a
Luis XIV cuando en 1655, a sus dieciséis años, se presento ante el Parlamento
con el fin de evitar que exista alguna reclamación al momento de imponer una
gran cantidad decretos aumentando los impuestos.
El tinte estampado en la
exposición presidencial deja ver el objetivo de defenderse de un presunto golpe,
creando previamente un autogolpe para invalidar al Poder Judicial desde el Poder
Ejecutivo; lo que también dispararía la aplicación de la Ley Antiterrorismo para
callar las voces críticas de la prensa y para neutralizar y someter empresarios.
Todo esto, acompañado por eventuales nuevas legislaciones, generadas en el
entorno íntimo de la presidente, que serán efectivamente aprobadas, durante los
pocos meses que quedan, por la mayoría automática en el Congreso, que consiste
en el voto afirmativo asegurado por los legisladores que sólo tienen por objeto
aprobar todo papel escrito que viene desde Casa Rosada.
Asimismo, la anulación del
efectivo accionar judicial serviría también para copiar el estilo de Nicolás
Maduro, que es capaz de meter presos a políticos opositores, aun en ejercicio de
cargos electivos; tal el caso de Antonio Ledezma, alcalde de Caracas, a quien se
le atribuyó una presunta intentona de desestabilización.
Elecciones 2015
Llama la atención que la
presidente y sus seguidores, no hablan de la participación de su grupo en las
próximas elecciones; a tal punto, que no existe un candidato presidencial
oficialista, ya que Daniel Scioli está siendo vapuleado permanentemente por las
huestes juveniles de Cristina, Sergio Massa con Alberto Fernández se fugaron a
tiempo del Frente para la Victoria, y Florencio Randazzo no observa aún el
mínimo espaldarazo presidencial y se notan sus ansias de despegarse de sus
compañeros que, cada día que pasa, acumulan más causas, pruebas y denuncias de
corrupción, asociación ilícita, defraudación, etc.
Esperanza
Muchas son las hipótesis sobre la sucesión presidencial,
lo más beneficioso sería que la presidente cumpla prolijamente con la función
que le indica su mandato y asuma que, el próximo 10 de diciembre, deberá
entregar la banda y el bastón a otro ciudadano argentino.
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