Hace algunos meses vimos con gran
esperanza la desesperaci? del
gobierno por lograr en el corto plazo el Investment
Grade para nuestro país, lo que fue tomado
por los más optimistas como una actitud para mejorar
la tendencia mediocre de la economía de los últimos años. Luego de ello estudiamos con asombro las
medidas que en materia económica tomaba el mismo
gobierno pero observamos que ellas respond?n a una
interpretación extra?, si tend?n a obtener
resultados en ese sentido.
Obviamente ?tas responden a parches
del cort?imo plazo, y act?n exclusivamente
sobre los síntomas inmediatos pero ninguna prevé
adelantarse a los problemas que inevitablemente
sobrevendr?, incluso por efecto de decisiones
inadecuadas.
Hoy más que nunca se encuentra el
sentido de los chistes Españoles sobre la idea errónea
que tenemos los argentinos de nuestra propia importancia;
resulta que siempre nos consideramos más confiables para
las sociedades y los mercados occidentales, que a
nuestros vecinos.
Hoy resulta que las principales
calificadoras está otorg?dole mayores garantías a la
credibilidad de cualquiera que a la de la República
Argentina como país. así, la historia, la actitud de
Ra? Alfonsín tine mayor efecto negativo para las
calificadoras que la demostrada oportunamente por Alan
Garc?, con la diferencia de que este último se ha
retirado hace pocos años de su gobierno desde un punto
de vista histórico, pero relativamente mucho tiempo para
los que, globalizaci? mediante, ocupan lugares
determinantes en el ambiente financiero internacional.
Esto lleva a pensar que las brabuconadas de
Alfonsín tienen gran importancia para el exterior,
aunque los operadores financieros locales entiendan que
se trata de lo que llamamos oportuno guitarreo.
Claro está que no se pueden echar
culpas a los calificadores de riesgo, por no
advertir que nuestro país tiene una historia rica en el
cumplimiento de sus obligaciones, o que nuestro
último default se produjo antes de la crisis
estadounidense de 1929, o que las reservas
internacionales que respaldan nuestra moneda permiten
que ante la más feroz corrida el sistema soportar?la
devoluci? del valor de los Pesos Convertibles circulantes
emitidos y luego de ello año sobrar?n divisas en el
Tesoro.
Al amparo de un sistema tan rígido
como el nuestro, cualquiera pensar? que el gobierno
puede seguir haciendo la plancha como
cuando ese mismo grupo político estaba en campaña
electoral
La advertencia de la calificadora Standard
& Poors, colocando una duda sobre la
capacidad de repago de las emisiones de deuda de la
República Argentina, hacen notar que la actitud del
gobierno es más peligrosa de lo que parece, para la
sanidad del sistema.
Esa tendencia a solucionar los
problemas una vez que estos se presentan, sin
prever que es obligación de los equipos técnicos del
gobierno, advertir que algo va a suceder y actuar en
consecuencia, dieron por resultado las soluciones
presentadas hasta ahora desde el gobierno. Una de las
medidas en materia económica más criticadas por La Hoja
Federal fue la
de prometer la financiación de las boletas de luz de
las empresas que deban a sus proveedores más de
quinientos pesos. No por ello debe entenderse que no
deban financiarse las deudas en esa materia, sino que la
actitud evidencia una falta de inteligencia en materia
económica de los supuestos equipos técnicos... el
gobierno está para otra cosa.
Luego de la advertencia de Standard
& Poors y de las inoportunas ilusiones de
Alfonsín, el mercado financiero está torpemente
sensible y los bonos argentinos rinden 14,5%,
esto no significa que tengamos la capacidad de pagar ese
precio por el dinero, sino todo lo contrario.
?timamente, es previsible que esto se deba a una
exageraci? de los mercados, pero el mismo miedo de un
inversor que apenas tiene una leve idea de d?de se
encuentra la República Argentina es contagiado
a los inversores locales en una siguiente instancia, lo
que da por consiguiente una profes? autocumplida
de holocausto financiero, ya que a estas tasas no
existe sistema que soporte indemne.
El año que viene, nuestro país
tendrán que endeudarse por un monto que oscila entre los
11.000 y los 14.000 millones de dólares para que el
Estado pueda gastar lo que el más benigno de los
proyectos de presupuesto nacional refleja. A f? de
lograr esa necesaria barbaridad el gobierno
deberíasalir de su letargo, llevando soluciones previas
a los problemas que sobrevendr?.
Es previsible que a tasas que
superan los valores admisibles, el Estado se
endeudar?en el mercado interno y a corto plazo hasta
secar la plaza, intentando luego tomar lo
que se le preste en el exterior a cualquier costo.
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El ministro Machinea le quit?
importancia a la reducción en la perspectiva de nuestro
país por parte de Standard & Poors y confi?en que esto
se revertir?cuando se vote el Presupuesto para el año
2001. Probablemente, también se está esperando
que se defina la elección del nuevo presidente de
Estados Unidos, para evaluar la respuesta de los nuevos
cabildantes; pero mientras ello ocurre el tiempo
sigue pasando y el gobierno sigue haciendo la
plancha.
Ser? plausible que, antes de destruir
el mercado de capitales local para satisfacer el
déficit fiscal, el gobierno lleve tranquilidad con
medidas que lo preparen para el embate.
El mercado de
capitales es el instrumento para financiar la producción cuyas utilidades será
distribuidas por quienes nutrieron previamente ese
mercado. Este principio hizo que los países que hoy
gu?n al mundo sean tales, pero para el gobierno
argentino el mercado de capitales es una especie de
fuente inagotable de recursos financieros que satisface
el derroche del Estado.
Para revertir esta situación el gobierno debe dar se?les claras.
Si partimos del principio de que la riqueza es
creada s?amente por los privados y que el
Estado sólo genera gasto; el gobierno debería intentar mantener al Estado al margen del mercado de
capitales, salvo por per?dos excepcionales; como esto
es prácticamente imposible ante el esquema actual,
el gobierno debe hacer creer que entiende el principio de
riqueza en el sentido expuesto.
Si bien no es fácil, podrá
incentivar la recomposición del mercado, mediante la
ampliaci? de la oferta de activos más rentables, y
esto puede encontrarse ante una reducción impositiva
bajo el siguiente razonamiento:
-
La mayor evasi?
impositiva es producida por las peque?s y
medianas empresas, siendo éste el segundo
culpable del déficit fiscal.
-
Para estas empresas
el Crédito es extremadamente caro, luego de que
el estado seca la plaza financiera y aumenta el
costo del dinero a niveles inalcanzables, principal
culpable del costo argentino.
-
El ingreso al mercado
de capitales es caro y engorroso, dejando afuera
de este sistema a empresas medianas en forma
directa, las que tienen que financiarse
indirectamente a través de los bancos.
-
No existe un control
efectivo sobre las imposiciones fiscales,
haciendo propicia la oportunidad para evadirlas.
Se abre una posibilidad para que las
sociedades propietarias de peque?s y medianas
empresas adecuen sus estatutos al artículo 299 de la Ley
de Sociedades Comerciales, el que prevé la fiscalización
estatal permanente y la posibilidad de cotizar sus
acciones en las bolsas de comercio o mercados autorregulados de
valores.
Ello las obligar?a confeccionar
balances trimestrales y realizar los tr?ites que le
permitir? ingresar a un Crédito mas económico y
directo. Por otra parte, estas sociedades generalmente
son empresas familiares, herencias de emprendimientos
comerciales o sociedades controladas y gerenciadas por
muy pocos socios o sus due?s, por lo que se presume que
en muchos casos no encuentren beneficios directos para
acceder a modificar su estado actual.
No es dificil medir la evasi?
fiscal que se evitar? por el ingreso de estas
empresas al mercado de capitales, por lo que podrá
otorgarse un beneficio temporal sobre el impuesto
a las ganancias de las sociedades que ingresen al
mercado, en relación a la evasi? evitada.
Ante este nuevo
escenario, se atacar?n los siguientes problemas que hoy
aquejan al sistema económico:
-
Se evitar? una
buena parte de la evasi? impositiva.
-
Se abaratar? el
Crédito a las sociedades comprendidas.
-
Podría aumentarse el
capital de las sociedades con mayor
productividad.
-
Se ampliar? la
capitalización burs?il
-
Permitir? una más
eficiente selectividad a la hora de invertir.
Para realizar modificaciones como estas se
debe tener presente la importancia del mercado de
capitales y su relación con el crecimiento.
Asimismo, si hubiere una ola de inversiones en nuestra
plaza, bajo el esquema actual, las alternativas de
inversión no alcanzar?n para cubrir la demanda
de activos y nuevamente hubi?amos perdido la capacidad
de absorci? de inversiones por plazos mayores.
Luego de las desafortunadas
expresiones del Dr. Alfonsín, aunque sean seguidas por la correspondiente
aclaraci? del ministro Machinea se hace
dificil explicar a los calificadores de riesgo,
inversores institucionales y a otros curiosos, que
nuestro país nació y creci?en concordancia con sus
bicentenarias bolsas de comercio.
Si
queremos lograr el Investment Grade, deberíamos actuar
en consecuencia...
Gustavo P.
Forgione
Director
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