Apago
la televisi?, en la radio cambio las noticias por un rato de m?ica,
decido separarme por un momento del torbellino de golpes impiadosos que
los medios escupen sin cesar. Con semejante aturdimiento se hace muy dif?il
pensar. Y creo que si hay una tarea imperiosa por hacer en estas horas
es justamente serenarse, pensar, reflexionar, poner en su justa dimensi?
la vertiginosa catarata de hechos que en menos de 48 horas han dado fin
al segundo peor gobierno de la historia contempor?ea Argentina.
Los
dolorosos sucesos que ocurrieron los ?timos 4 d?s, que combinaron
coraje con violencia, impunidad con dignidad, cansancio con especulaci?,
se inscriben dentro de las reacciones sociales mas significativas de la
historia argentina.
A d?de nos llevar?esta violencia ? Servir?para alumbrar
un nuevo orden pol?ico y social o nos hundir?en la oscuridad de los
tiempos apagando por a?s la luz de la esperanza argentina ?
Dos
momentos cruciales que marcaron a la Alianza
La m?ica ya invade el ambiente, pero mi
memoria es tozuda y se empecina en traerme a la mente innumerables im?enes
vistas a lo largo del d? y otras muchas acumuladas a lo largo de estos
24 meses de gobierno de la Alianza. Todos seguramente nos estamos planteando
qu?fue lo que llev?a De La R? a este desenlace.
Nos pregunt?amos
en la ?tima nota titulada “Cuenta regresiva”, La
Hoja Federal N? 58, si el comienzo de todo era el huevo o la
gallina, si el ajuste del 13% o el megacanje ruinoso, y que a esa altura
- 7 de Diciembre - ya daba igual porque el reloj hab? empezado a correr
en contra del gobierno.
En la memoria fresca est?la bancarizaci?
forzada y las interminables filas en los bancos. Pero las causas
primeras de toda gran debacle suelen anidar en momentos m? primitivos
de la historia. Es como con los dinosaurios: fueron los animales m?
espectaculares, pero no los m? importantes en la historia de la
evoluci?.
Dos momentos en particular se me hacen
insoportables, pero acepto que s?o puedan mortificarme a mi y no a los
dem?: se trata de la jura de Flamarique como Secretario General de la
Presidencia y del despido de L?ez Murphy de su interinato en el
Ministerio de Econom?. Y elijo estas dos porque son p?licas,
conocidas por todos y las puedo compartir con ustedes, pero guardo en mi
generosa cabeza di?ogos, discusiones y disidencias tenidas por mi con
quienes fueran compa?ros en el Bloque del Cavallismo en la C?ara de
Diputados que son merecedoras de un art?ulo que seguro escribir?alg?
d?. Y son muy valiosas porque en parte explican porque fracas?
Cavallo.
Pero volvamos a los dos momentos que yo
considero emblem?icos de la gesti? radical. Uno signific?
renunciar a la transparencia y en sentido amplio, a las promesas de
campa?; el otro, la claudicaci? frente al Partido de gobierno.
La designaci? de Flamarique, sospechoso de
ser el gestor oficial del pago de sobornos para la sanci? de la Ley
laboral en el Senado de la Naci?, fue la demostraci? mas cabal del
nivel de desconexi? de De la R? con el contexto. Cuando tuvo la
ocasi? servida para cumplir con una de sus promesas agitadas en la
campa?, cuando la opini? p?lica esperaba que se pusiera al frente
de la depuraci? pol?ica para darle su apoyo, tom?el camino
inverso, ratificando al funcionario dudoso, desautorizando a su
vicepresidente que exig? una investigaci? a fondo y nombrando en el
Ministerio de Justicia –que controla a los fiscales- a su hermano
Jorge. Adi? a la reforma
de la pol?ica.
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De
la R? rompi?as?el contrato que hab? asumido con el electorado,
precipit?el descalabro de la Alianza y del mismo gobierno, porque empuj?
a Chacho Alvarez a una renuncia obligada, como dij?amos en el n?ero 40
de la Hoja Federal, y por sobre todo empez?a alejarse irremediablemente
de la gente.
Por su
parte, la falta de apoyo a L?ez Murphy desnud?la bajeza pol?ica del
ex presidente. En uno de los discursos m? memorables de los ?timos a?s,
el economista radical describi?con precisi? y crudeza todos los males
de la econom? argentina y deline?un duro programa integral para
remediarlos. Estaba todo pensado, menos que el mismo presidente que lo hab?
elogiado ante los empresarios en Chile, unas pocas horas despu?, por la
presi? del partido y de sus activistas de Franja Morada y los gremios
estatales, le iba a soltar la mano en uno de los hechos m? vergonzosos
–y da?nos- de la pol?ica argentina. Porque con L?ez Murphy se
perdi?la ?tima oportunidad de defender la convertibilidad desde la
disciplina fiscal, repartiendo las cargas y los recortes entre distintos
sectores sociales con capacidad para hacerlo (Poder Legislativo, Judicial,
Universidades, etc) y procurando al mismo tiempo cumplir con las
obligaciones externas y preservar la paz social. Falt?el coraje y la
visi? suficiente para entender que era ?e el momento exacto para
hacerlo. Despu? fue tarde.
Ahora,
el peronismo
Ahora se abre una nueva p?ina en la historia
del pa?. El justicialismo, que desde hace tres meses sabe que tarde o
temprano iba a formar el nuevo gobierno, tendr?que estar a la altura de
las circunstancias; por empezar ser? bueno que asumiera que en buena
parte del gobierno de Menem miraron distra?os hacia otro lado mientras
se generaban muchas de las causas que dos a?s despu? llevar?n al
colapso del gobierno de De La R?.
La pol?ica, al contrario de lo que la mayor?
piensa, tiene mucho por hacer. Un plan estrat?ico que dise? un pa?
para los pr?imos veinte a?s, estableciendo entre otras cosas la
cantidad y calidad de estado que necesitamos, s?o es posible hacerlo
desde la misma pol?ica. Pero deber?ser ella la que de el primer
ejemplo. Por eso, el nuevo gobierno interino antes de llamar a elecciones
deber?convocar a una convenci? constituyente que consagre desde la
Constituci? misma una administraci? p?lica mucho m?
austera y eficiente, variando dr?ticamente la ecuaci? actual donde
vemos que existe sobrerepresentaci? electoral (muchas legislaturas,
intendencias, organismos) con subadministraci? del estado: la gran
cantidad de cargos pol?icos ha demostrado no ser garant? de soluci?
a los problemas del ciudadano y a las necesidades de la propia naci?.
Si
el Justicialismo piensa que esto s?o se arregla con decretar una
devaluaci?, elegir un nuevo presidente dentro de tres meses y controlar
a las masas con planes trabajar, en pocos tiempo asistiremos a un caos de
proporciones b?licas. La nueva pueblada no ser?contra los
supermercados sino una guerra entre los que tienen algo y los que nada
tienen, en un escenario muy parecido a una guerra civil.
Dr.
Mart? Borrelli
borrelli@federal.org.ar
Presidente del Partido
Federal
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