Un hombre plenamente entregado a su
vocación de grandeza hizo de Francisco Guillermo Manrique un auténtico forjador de ideales. Abrazado a su Patriotismo -vir-
tud que quedó plasmada en concreciones de incuestionable
importancia- se distinguió por su tenacidad, por su franqueza y por la fuerza de su inteligencia innata.
Aquel joven marino que, enrolado en las filas de nuestra Armada, mostrara los
atri- butos del hombre cabal que encara decidi- damente su vocación de servicio, al
en- frentar las realidades del país y creyen- do, ciegamente,
en que podía ser aún
|
más útil a la Patria, tras una etapa de
fun- cionario realista y constructivo, asume res- ponsabilidades civiles de profunda
gravita- ción en la escena nacional. Nace el político y, casi paralelamente, el periodista.
Sus obras
son trascendentes hasta llegar a la etapa de consagración como funciona-
rio público,
conformándose como un forja- dor de fuste. En todas esas etapas estaba presente,
vivo en la expresión suprema del idealista, el hombre que había nacido para alcanzar destinos de grandeza.
Por
muchos años, se hizo presente en la escena principalísima de la actualidad |
política y social de su país y en cada paso
mos- tró, con inalterable contundencia, su clara visión de fruto basada en la necesidad de concretar nuevos peldaños para llegar a La Argentina Grande que también él
soña- ra.
Quedan sus claros ejemplos y a ellos
ha- bremos de remitirnos cada vez que intente- mos, como corresponde, abrir nuevos
sen- deros para la gloria de una Nación que re- clama, desde sus propias entrañas, un
ma- ñana más venturoso.
|