Aún se escucha, entre algunos
ciudadanos independientes, el reclamo de que se conforme una unión de la oposición que enfrente al oficialismo, aunque ello ya ocurrió. Este argumento forma parte
del discurso oficial, que ha hecho creer a mucha gente, que la oposición está
formada por varios grupos dispersos con ideas heterogéneas y que no encuentran
un destino común.
Más aún; los canales exclusivos
de noticias repiten la misma idea de que el oficialismo está unido y que la
oposición está dividida, cuando la realidad es la inversa, ya que los candidatos
de distintos partidos y frentes de la oposición conformaron un frente nacional
común y fueron doce los candidatos del oficialismo que se presentaron por
separado para competir en las PASO nacionales, reduciendo ese número a tres,
tras la orden de la presidente de la Nación de "darse un baño de humildad".
¿Quién es quién?
Si
definimos "oposición" a quienes se oponen a las ideas y modo de actuar del
oficialismo, claramente encontramos en éste conjunto a los grupos liderados por
Carrió, Macri y Sanz. Si definimos "oficialismo" a quienes apoyan las ideas y
modo de actuar de oficialismo, encontramos, principalmente, en éste otro conjunto a
los grupos liderados por Randazzo, Scioli y Massa.
La
principal diferencia que delimita a ambos grupos antagónicos es que uno encuentra a sus
integrantes unidos en un frente y el otro los encuentra divididos y enfrentados
ante una elección nacional.
Existe
la creencia de que Massa o Scioli formarían parte de la oposición y que Randazzo
sería el candidato del oficialismo, pero eso es sólo mitología popular, ya que
los tres candidatos formaron parte del partido oficialista, fueron parte
fundadora y ejecutora del
grupo que lidera el Poder Ejecutivo actual, comparten la liturgia musical y los
símbolos del peronismo y los tres apoyan, en menor o mayor medida, las acciones del
oficialismo, pese a las eventuales diferencias que pudieran plantearse sobre
cuestiones de corte ideológico, según le indiquen las encuestas si conviene hacerlo
y, fundamentalmente, la diferencia más sustancial radica en el protagonismo ante
un futuro gobierno.
Es probable que la idea de
insertar a Sergio Massa entre los candidatos del grupo oficialista despierte
controversias, ya que, hace un par de años éste se ha alejado del grupo, para
formar lo que llamó Frente Renovador, luego de pertenecer, por una década, al
grupo que ocupa gobierno desde su misma fundación.
No obstante su posicionamiento
en la vereda de la oposición; sólo en lo que hace a la conformación de nombres
en las boletas electorales; se escucha también dentro de éste mismo grupo, a su
cofrade Alberto Fernández, también ex jefe de gabinete de ministros de la
presidencia de la Nación, vivar lo actuado por el ex presidente Néstor Kirchner
y su sucesora consorte, hasta el momento de abandonar ese régimen. Cabría pensar
que podría sumarse al grupo de la renovación con Fernández y Massa, su sucesor
cronológico en la jefatura de gabinete, Jorge Milton Capitanich, algo que no
debería asombrar.
En el mismo orden, cabe destacar
la encendida defensa de Sergio Massa a la política de racionamiento social, la
estatización y gestión kirchnerista de sociedades comerciales, la desventura de
la deuda externa y, más aún, la usurpación de los ahorros jubilatorios privados,
que, bajo su gestión como mandamás de la ANSeS, antes de ceder su puesto a Amado
Boudou, exterminó el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones que otorgaba
a los aportantes al sistema, la libertad de elección entre sistemas jubilatorios
y dentro del sistema de capitalización, la libre elección de su administrador
entre varios administradores privados.
Esto, que pareciera extraño, fue
confesado por el mismo Sergio Massa luego de la proclama presidencial ante la
Asamblea Legislativa en la apertura del 133º período de Sesiones Ordinarias del
Congreso Nacional, el 1º de marzo de este mismo año, cuando expresó ante los
micrófonos y cámaras de televisión de todo el país: "Aerolíneas debe
continuar extendiendo sus servicios y debe seguir siendo estatal; YPF tiene que
profundizar su política; tenemos que seguir adelante con que el Estado sea la
herramienta de distribución del ingreso; obviamente ningún argentino bien nacido
puede pensar que tienen que volver las AFJP”... en un claro apoyo a los
errores más grotescos cometidos por esta gestión de gobierno y en lo que resulta
una agresión gratuita y desmedida para quienes pensamos que los fondos
jubilatorios son de los jubilados, y no para ser malgastados por el estado
nacional.
Más curioso resulta que; tanto
Florencio Randazzo, considerado como "el candidato más oficialista", como Daniel
Scioli, visto como "no tan oficialista" a consideración de los seguidores del
régimen; ambos han cuestionado la modalidad de administración de Aerolíneas
Argentinas, Scioli, particularmente, viene advirtiendo sobre la errónea política
de subsidios desde la época en que cumplía la función de vicepresidente de
Néstor Kirchner, aunque ahora silencie sus argumentos, dadas las reprimendas que
recibiría de la actual presidente, como las recibió entonces del extinto; entre
muchas otras oposiciones que plantean ambos candidatos, pero que no son
compartidas por el eventual contrincante, Sergio Massa, que coincide plena y
expresamente con la política oficial, pero no con la conformación de sus listas
electorales.
¿Divididos?
Un dato para rescatar es el
enojo celoso e infantil de Randazzo con Scioli, al acusarlo de "sobreactuar"
cuando elogia al ministro de Economía, Axel Kicillof y también atribuye que
"Scioli dice que hay que pagarle a los fondos buitre".
No podían estar ausentes los
antiguamente candidatos presidenciales oficialistas que cedieron ante el pedido
de su jefa, quienes se oponen accidentalmente a los candidatos existentes como
Sergio Urribarri, quien ve con buenos ojos una candidatura de Máximo, el hijo de
la presidente, lo que causó el enojo de Aníbal Fernández; o como Agustín Rossi y
Taiana, quienes se enojaron por la batahola generada por Randazzo al burlarse,
ante el reducto del espacio Carta Abierta, sobre la condición de "manco" de
Scioli, lo que también despertó otro enojo de la diputada Diana Conti que lo
conminó a no atacar a sus compañeros.
Para continuar con las
divisiones, Randazzo se defendió atacando: "tampoco quiero descalificar a
ningún compañero, pero yo no fui ministro de Menem como Scioli"... una
afirmación extraña, considerando que el atacado nunca fue ministro de Menem,
sino diputado de la Nación durante aquella gestión presidencial. |
Populismo obediente
Queda muy claro que, dentro de
un gobierno peronista como todos los movimientos de corte populista, se
considera oficialista u opositor a aquel que así lo indica el líder de turno, en
éste preciso caso, la presidente Cristina Fernández.
La "lealtad", es la constante
entre los populistas, a punto tal que, los ciudadanos simpatizantes con estos
regímenes, ceden su decisión a la determinación de su líder que, "segura y
cómodamente para ellos", estará en lo cierto al momento de establecer quién será
el mejor candidato para que sea elegido para gobernar a sus devotos. Así es
como, por estos días, puede oírse y leerse a los más contundentes seguidores de
esta conducción, ante la pregunta sobre "a quién votaría para presidente", la
respuesta comprometida es: "Hay que esperar lo que dirá la jefa"...
El hijo pródigo
La representación de opositor de
Sergio Massa se fue desfigurando desde que comenzó la seguidilla de deserciones
de intendentes y punteros del conurbano, y su posible relegación de la
candidatura presidencial a la de gobernador de la provincia de Buenos Aires,
algo que animó al presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián
Domínguez a exhortar esta semana: "son bienvenidos todos los dirigentes del
Frente Renovador que quieran regresar al kirchnerismo, incluido Sergio Massa".
Esto se debe a que, en los
regímenes más intolerantes, el sólo hecho de proponerse para suceder a un cargo
político sin la autorización del líder, aún cuando su postulación sea merecida,
configura una "traición a los códigos internos" de la camarilla.
Hay oposición
Del otro lado de la escena
política se encuentra la coalición opositora, conformada por los grupos
liderados por Carrió, Macri y Sanz. Vemos en ellos un grupo homogéneo que
dirimirá el preferido para suceder la presidencia de la Nación a finales de éste
año, en elecciones internas abiertas.
Dentro de éste grupo pueden
escucharse expresiones que denotan la gran libertad de opinión de sus
integrantes, pero no se han oído descalificaciones, agresiones, burlas u otro
recurso de costumbre en ámbitos mediáticos para sobresalir, como se oyen a
diario en el grupo oficialista, algo que sería muy sano para la política, que
ello no ocurra.
Insistencia
Ante la reiterada sugerencia de
que la oposición debe unirse, cabe hacer notar que la oposición ya se encuentra
unida en un frente común.
Pareciera que esa insistencia
está dirigida a que ésta coalición admita el ingreso de ex kirchneristas que se
midan fuera de su espacio, lo que no podría ocurrir en el orden nacional, pero
si para el ámbito estadual y municipal, ya que el reclamo de los ciudadanos
independientes es terminar con la continuidad de un Poder Ejecutivo Nacional
administrado por el mismo grupo que lo hace desde que comenzó el milenio.
Ante éste reclamo, queda claro
que los ex jefes de gabinete del kirchnerismo no tienen cabida en ésta coalición
para el orden nacional, pero sí podrían hacerlo en un ámbito provincial y
municipal.
Polarización
Considerar que Margarita
Stolbizer no participa de la coalición opositora y que ello configura una
división del espectro opositor que permitiría que el régimen actual siga
gobernando por otros cuatro años, resulta una simpleza cuyo remedio implicaría
la obligación de todo aquél que piense distinto que el oficialismo a sumarse a
un espacio absoluto, aún cuando no compartiera su ideología.
Quienes actuamos en política
sabemos que, en la casi totalidad de los casos, debemos ceder posiciones en
favor de otro del mismo conjunto, para que el espectro al que pertenecemos
subsista; lo que no debería hacerse es ceder ideología.
No se logra un gobierno sano que
provenga de un espacio que se conforme con elementos de corrientes políticas con
ideologías antagónicas, ya que; de formar una unión heterogénea con el sólo fin
de vencer al otro, ésta no podrá gobernar con los integrantes que le dieron
origen, tal el caso de la truncada ALIANZA de 1999 en 2001; o se comportará de
forma autoritaria y despótica para permanecer, como ocurrió con el movimiento
kirchnerista actual.
Las próximas elecciones
presidenciales se dirimirán entre un heredero del oficialismo y una personalidad
de la oposición, lo que probablemente, dejaría de lado a otras posiciones
híbridas que no lograron sumarse a tiempo al conjunto de su espectro.
Queda claro que la oposición
ideológica está unida y conformó un frente nacional fuerte, solo resta esperar
que los ciudadanos decidan sobre quién creen que será el mejor gobernante que
guíe nuestro destino y que coloque a nuestro país en el lugar que merecemos.
Éste año se dirime ante la decisión popular un modelo de
país que nos asemeje más a Venezuela, Angola, Rusia o Irán, o un esquema más
tradicional a nuestras raíces históricas que nos devuelva la identidad que
olvidamos desde que comenzó el milenio.
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