¿ Qué hacer con el Aeroparque Jorge Newbery ?

Por Gustavo P. Forgione

La “Cuestión Aeroparque” podría estudiarse bajo varias asignaturas, pero en todos los casos se llegará a una misma conclusión. El Aeroparque Jorge Newbery cumple con los propósitos para con los que fue emplazado.

El aspecto primordial a estudiar es la seguridad

Bajo condiciones normales, y esto no se refiere a operaciones sin viento y con buena visibilidad, sino a condiciones meteorológicas consideradas “aptas para el vuelo”, el Aeroparque no reviste peligro, ya que cuenta con radioayudas en la aproximación y servicios de asistencia al vuelo como un ILS (Instrument Landing System) de última generación que hacen propicias las operaciones en condiciones de mínima visibilidad y vientos cercanos a los 30 nudos.

Bajo condiciones anormales, entendiendo esto como operaciones de despegue o aterrizaje con problemas en la aeronave. Entre los casos más estudiados en simulador y que han sido experimentados con éxito en la realidad en el mismo Aeroparque por dos aviones Boeing 737, es la “plantada” de un motor durante el despegue. Dado que las operaciones con aviones monomotor están prohibidas en este aeropuerto, el procedimiento en estos casos es, una vez sobrepasada la velocidad V1, la que permite despegar la aeronave con un solo motor y mantenerla en el aire, su comandante debe declarar emergencia para liberar el circuito de tránsito, y volverá a la pista luego de realizar el sobrevuelo del Río de la Plata, aterrizando con la misma dirección con la que despegó. En el caso de no haber alcanzado la velocidad de seguridad (V1), éste deberá frenar, por lo que le utilizará el resto de la pista para hacerlo. Todas las aeronaves autorizadas para operar en aeroparque están certificadas para realizar este ejercicio sin problemas.

Otras emergencias menos frecuentes, pero muy comentadas recientemente, son las relacionadas con fracturas, fisuras o roturas de parabrisas; pero como estos accidentes ocurren casi exclusivamente a alturas superiores a los 10.000 pies, el aterrizaje se realizará como una operación de emergencia pero el procedimiento en sí será normal, ya que se cumplirán los mismos pasos que en un aterrizaje normal. En el peor de los casos, de haberse experimentado un estallido violento, los efectos del accidente habrán concluido al momento de iniciar la aproximación.

En el caso de emergencias relacionadas con humo en la cabina, u otras de menor importancia, los procedimientos han sido detalladamente estudiados, y no configuran un desafío para los pilotos que operan en este aeropuerto.

Para todas las operaciones descriptas, el largo de la pista, su ancho o los obstáculos que pudieren observarse en sus cercanías, no configuran un peligro.

En los casos de emergencia por deficiencia del tren de aterrizaje, el mal funcionamiento de sus testigos o su nula operación, cuando se presume que la aeronave aterrizará con el tren retraído, ya sea el principal o el de nariz, o éste hubiera funcionado pero se observa una alarma de mal funcionamiento, los vuelos son derivados a la alternativa obligada para estas operaciones, Ezeiza, ya que el equipo de asistencia para estas situaciones se encuentra allí.

Resulta difícil evadir el tema y también explicar lo sucedido con el vuelo 3142 el 31 de Agosto pasado sin entrar en un análisis frío; pero el diseño a nivel tecnológico aeroespacial que llevan consigo las aeronaves como la siniestrada, no aceptan errores como los cometidos por su comandante; por la autoridad de control, ni por el Gobierno de la Ciudad, el primero por acción y los otros por omisión.

Resulta difícil también explicar que el aeropuerto era tan seguro el día previo al accidente como el posterior, ya que ante la seguidilla de errores de procedimiento, de omisiones y de conducta, la fatalidad era inevitable. También cabe destacar que el incidente se produjo en el predio del Aeroparque, pero la mayor desgracia fue causada por un tubo de gas fuera del aeropuerto.

Los incumplimientos normativos en seguridad aeronáutica del Aeroparque Jorge Newbery, pueden ser catalogados de dos formas: Los derivados de la antigüedad de las instalaciones, que no acompañaron la dinámica de las normas de la OACI; y los derivados de la desobediencia posterior por ausencia de autoridad y por desconocimiento de dichas normas.

En la actualidad encontramos que para el tipo de operaciones realizadas, el Aeroparque encuentra deficiencias edilicias encuadradas en el primer supuesto, estas son:

  • El ancho de su pista debe extenderse en 5 metros de cada lado.

  • La torre de control, la confitería del espigón ex Austral y los techos de los hangares de Aerolíneas Argentinas exceden el alto que surge de un ángulo imaginario de 12° a partir de 150 metros del eje de pista.

  • Las calles de rodaje cercanas a la cabecera 13 se encuentran dentro del área de seguridad de la pista.

Salvo el último ítem, que no puede ser cumplido en forma inmediata por falta espacio, los dos primeros requieren sólo modificaciones edilicias posibles de lograr en un corto plazo, puesto que se trata de reducir el espigón parabólico de la confitería, bajar los techos de los hangares y reubicar la torre de control, para lo que hay espacios acordes a dichas normas, a sólo 20 metros de su ubicación actual, o también en los límites opuestos del predio, ya que para su reubicación sólo se debe observar que desde allí se vea completamente la pista, las calles de rodaje y el circuito de tránsito.

Para el segundo supuesto, el derivado de posteriores incumplimientos contra las normas establecidas, el caso ejemplar es la torre “Le Parcq”, seguido de otros edificios violatorios del Código de Planeamiento Urbano de la Ciudad y de las normas en materia aeronáutica y otras pequeñas edificaciones y centros comerciales en espacios cercanos al aeropuerto. Esto no reviste un peligro en sí, pero si constituye un incumplimiento a las normas, como son los casos de las instalaciones mencionadas dentro del predio.

Sobre estos aspectos, las normas OACI no han evolucionado retirando las limitaciones como si lo han hecho a la inversa. El cálculo para considerar obstáculo lateral a una edificación debiera tener límites, pero no los tiene; es decir partiendo del eje de pista, se toma una cota a los 150 metros para cada lado, desde allí se extiende una línea imaginaria de 12° de pendiente creciente lateral. De allí que algunos de los edificios de más de 25 pisos en los barrios de Palermo y Belgrano interceptan esa línea imaginaria.

Si consideramos que esta norma fue proyectada en forma global, sin observar casos particulares, debiéramos entender que la seguridad del Aeroparque en lo que hace a zona libre de obstáculos para el sobrevuelo lateral de su pista es cumplida en su lateral norte, sobre el Río de la Plata.

De acuerdo a este aspecto, cabe destacar que no existe situación en la que una aeronave deba sobrevolar la Ciudad de Buenos Aires a menos de 90 metros de altura, salvo que haya ocurrido un accidente y además no se hubieran respetado los dispositivos de seguridad previstos para ese caso, por lo que no revestiría importancia la ubicación del aeropuerto.

Otro procedimiento a tener en cuenta es el de aproximación frustrada, es decir, cuando el comandante decide que no va a realizar el aterrizaje; para ello, está previsto dirigirse a los 105° en actitud de ascenso hasta los 3500 pies, por lo que tampoco se sobrevuela la Ciudad, sino el Río de la Plata.

Polución Sonora

Desconsiderando la seguridad como una razón para retirar el Aeroparque jorge Newbery de su ubicación actual, ante lo expuesto, cabe destacar la polución sonora, ya que las zonas pobladas que sobrevuelan las aeronaves en su procedimiento de aproximación, son las aledañas al VOR de San Fernando inicialmente, situado en el centro de ese aeropuerto, radioayuda que indica la “puerta de entrada” al Aeroparque, por el que las aeronaves deben transitar manteniendo 2460 pies de altura (casi 740 metros) y con los motores reducidos al mínimo, salvo ajustes de velocidad.

Esto implica que desde el punto VANAR, pasando por San Fernando, hasta la baliza externa (OM), ubicada en la Quinta Presidencial de Olivos, el procedimiento se realiza generalmente en forma silenciosa. Desde allí, ya con 1230 pies de altura (aproximadamente 370 metros), es común la utilización parcial de potencia, por lo que el ruido recién comienza a sentirse sólo en los casos de aeronaves antiguas y sin dispositivos antirruido, cosa que no ocurre con equipos nuevos.

Por ello las normas OACI en su Anexo 14: Aeródromos. 3) Polución Sonora) establecen un radio de 4 kilómetros del aeropuerto, como zona crítica de polución sonora, algo que no puede encontrarse ni en la ciudad de Buenos Aires, ni en el Gran Buenos Aires, sino a decenas de kilómetros de las zonas pobladas, lo que tornarían a cualquier aeropuerto como un servicio inviable y prescindible.

Desde la baliza externa (OM) hasta la media (MM), ubicada en la zona de Ciudad Universitaria, ya con 240 pies de altura (72 metros) en la etapa final del procedimiento, sólo en los casos en que la utilización de potencia es necesaria la polución sonora se encuentra en su estado más crítico e inevitable. Asimismo, ya sobre la pista en el momento de utilizar los dispositivos de freno con motor, procedimiento que dura hasta 5 segundos.

Los bosques de Palermo, y los mismos árboles que se encuentran en el Parque de la Raza actúan como colchón acústico, por lo que los más afectados en la etapa crítica del procedimiento de aterrizaje son los vecinos de los barrios de Núñez y Vicente López, afectando esto a 120.000 viviendas aproximadamente.

Cité solamente la polución sonora, ya que la emanación de gases se produce en cualquier sitio donde se encuentre el aeropuerto, y su disipación dentro de varios kilómetros afecta por igual a cualquier población cercana; motivo por el cual no sería práctico explicar.

Excelencia del Servicio

La ubicación de Aeroparque, respecto de los usuarios del servicio, lo sitúan como uno de los aeropuertos de alto tránsito más eficientes del mundo, cabe destacar el caso de la Ciudad de Londres, en la cual existen los aeropuertos de Heathrow, Gathwick, Luton y Stansted, situados fuera de la ciudad, pero en honor a la excelencia del servicio público que implica un aeropuerto cercano (como es el caso del Aeroparque Jorge Newbery, se construyó sobre la costa del Río Támesis, un nuevo aeropuerto que llamaron London City Airport. Asimismo, en la Ciudad de Chicago, creadora de escuela en economía y arquitectura, hay dos aeropuertos principales, O’Hare International y Midway, considerados los de mayor tráfico en el mundo, uno con cuatro pistas y el otro con siete, pero tambien existe otro aeropuerto pequeño en una península sobre la costa, llamado Meigs Field; este había sido cerrado por algún tiempo pero la necesidad de mantenerlo en funcionamiento surgió, como en el caso de Londres, la de contar con un “city airport”, es decir un aeropuerto en la ciudad misma. Si bien éste último es mucho más pequeño que el Aeroparque Jorge Newbery, está destinado a satisfacer los vuelos que de otro modo no podrían realizarse, y curiosamente bajos las finales de sus cabeceras se encuentran, por un lado la ciudad universitaria de la Chicago University y por la otra el puerto.

Evidentemente, la tendencia de las ciudades más eficientes en materia aeroportuaria es la de operar con varias terminales en cada ciudad. Como razones de seguridad aérea podemos citar la mayor cantidad de alternativas en caso de cierre por cuestiones meteorológicas o accidentes, para evitar las concentraciones de pasajeros en caso de demoras y para una mayor eficiencia en el tiempo de acceso a cada aeropuerto.

Distinto es el caso de muchos países europeos, que llegan a tener un solo aeropuerto internacional por país y hasta uno sólo de carácter regional, ya que los tramos a cubrir en menos de una hora de vuelo son satisfechos por tren en un par de horas, en cuyo caso no se justificaría la inversión en construir nuevos aeropuertos como sucedió en Londres.

La excelencia de servicio público que configura el Aeroparque Jorge Newbery, está demostrada por la cantidad de años que opera realizando un promedio de 800 operaciones diarias.

Cabe recordar el impacto producido por los traslados a Ezeiza cuando éste deja de operar por la limpieza de residuos de caucho de su pista o la cuestión del vuelo 3142.

Qué hacer con el Aeroparque Jorge Newbery

Inicialmente, podemos hacerle esa pregunta a los ciudadanos de Chicago y de Londres que, unos volvieron a hacer funcionar un aeropuerto que habían cerrado y otros invirtieron una pequeña fortuna para tener “su Aeroparque”.

Seguidamente, podríamos citar a los ciudadanos de Salta, Tucumán, Córdoba, Mendoza, Bahía Blanca, y casi todos los aeropuertos del país, cuyos destinos son satisfechos por este Aeroparque a diario, seguramente ellos quieren seguir manteniendo sus ciudades a la misma distancia de la Capital Federal que la mantienen hoy. Y en este caso, distancia es tiempo, porque si el aeroparque no existiera, Mendoza quedaría 800 kilómetros más lejos de Buenos Aires, que es lo equivalente a una hora de vuelo, lo mismo ocurriría con las otras ciudades. Este tiempo que se perdería en razón de quitar Aeroparque, equivaldría también a la cantidad de horas hombre perdidas en movilizarse a otro aeropuerto. Horas hombre de hombres de negocio, de emergencias médicas, de cargas importantes, todas estas, características que hacen a la calidad de vida, resultado de la excelencia de un servicio y de ahorro de tiempo que engrosaría el llamado costo argentino.

Sería difícil mensurar el costo que se sumaría a los empresarios y comerciantes que viajan “por el día” a Buenos Aires, necesitando quedarse en esta Ciudad , o no realizando dicho viaje porque no pueden efectuar su conexión de vuelta. Es difícil evaluar ese costo, pero los principios económicos indican que el mismo será trasladado a lo que ellos producen.

Resulta fácil saber qué es lo que NO debemos hacer con el Aeroparque Jorge Newbery, y ello es retirarlo.

Se hace necesario, como lo hicieron en Londres, en Kansai y en Ushuaia, entre otras ciudades; adecuar el sistema aeroportuario al crecimiento del tránsito aéreo, esto es aumentar la capacidad de operación de los aeropuertos.

Dicha capacidad está acotada por el número de sus pistas, no por su largo, su ancho o la cantidad de posiciones de estacionamiento de aeronaves, sino por la cantidad de despegues y aterrizajes que permiten las horas del día, y si consideramos que se pueden realizar operaciones con un lapso intermedio de 2 minutos, esto nos acota matemáticamente a 720 operaciones diarias. Sin embargo, incluso con la restricción nocturna de Aeroparque se llegan a realizar hasta 800 operaciones; ello evidencia una gran pericia por parte de los controladores aéreos, pilotos y una agilidad interna que hace del Aeroparque el  aeropuerto más eficiente del país.

Para entender más claramente lo que es nuestro Aeroparque, podemos recordar que el mismo fue emplazado sobre un terreno ganado al Río de la Plata, llamado luego Parque de la Raza, por lo que la repetición de ello para el emplazamiento de una nueva pista paralela seguramente no configuraría un error.

Si bien en su momento no se realizaron estudios de impacto ambiental, el pasar de los años demostró que no se produjeron daños evidentes; ello configura una prueba empírica irrefutable del mínimo daño ambiental que produciría una ampliación del mismo.

Propuestas

1) Aeropuerto Fluvial Metropolitano de la Ciudad de Buenos Aires (ex Aeroisla)

Desde la época en que Le Corbousier propuso su proyecto de emplazar una isla artificial sobre el Río de la Plata con tres pistas en forma de triángulo equilátero, varios han sido los proyectos que mejoraron esa original idea, plasmado actualmente por Aeroisla S.A., la que propone la instalación de una isla detrás de Puerto Nuevo con una pista de 3200 metros, conectada con la actual aeroestación como base de operaciones para embarque de pasajeros.

Evidentemente este proyecto permitiría el futuro crecimiento, el emplazamiento de otra pista paralela, y cuanto más lejos se encuentre de la costa, menos restricciones de horario observará.

Si tenemos en cuenta el impacto de este emprendimiento, los vuelos se verán afectados por el costo de emplazamiento que implica semejante movimiento de suelos, más aún, el hecho de crear una isla, terminará con la vista del horizonte sobre el Río, y dado que el puerto no constituye un colchón acústico como sí lo son los bosques de Palermo y el Parque 3 de Febrero, la polución sonora impactará directamente sobre el centro de la Ciudad. Como este proyecto prevé el cierre del actual Aeroparque, difícilmente podrá recuperarse si se entiende finalmente que el problema es que el aeropuerto dispone de sólo una pista.

2) Extensión de la actual pista 13 – 31

El proyecto presentado por el Arquitecto Carlos García prevé extender la pista existente de Aeroparque, por lo que habrá que expropiar terrenos en las prolongaciones de ambas cabeceras; Parque Norte (ex Piletas de Núñez) en 13 y Costa Salguero y Driving Range en 31.

Así como el proyecto Aeroisla, este no soluciona el congestionamiento que se observa y que se encuentra en crecimiento; más aún, la extensión de las cabeceras no implican que se pueda operar en una pista más larga, ya que la pendiente de descenso será la misma, por lo que se despreciarán las prolongaciones, debiendo operar con las dimensiones actuales.

3) Refulado de la costa y construcción de una pista paralela

Este proyecto, que tiene por presentador al ex Concejal Carlos Louzán, prevé la expansión de la actual costanera en 240 hectáreas, donde se emplazaría una pista paralela de más de 3000 metros que reemplazaría a la actual 13 – 31 de Aeroparque.

Este proyecto, se presenta como el más recomendable pero, como los otros, no soluciona la congestión de vuelos en las horas pico.

Debiera permanecer la pista actual, coexistiendo ambas; tendríamos así dos pistas paralelas, una “13 R – 31 L” y la nueva “13 L y 31 R”, así podrían operar estrictamente los aviones más silenciosos en la actual pista, y los más ruidosos  u obsoletos y los de mayor porte en la otra.

De este modo, ambas pistas mantendrían un excelente nivel de operación, incluso en horario ampliado. El sobrevuelo de aproximación y despegue de la nueva pista se realizará sobre el Delta del Paraná y las costas de la Zona Norte del Gran Buenos Aires para la cabecera 13 L y sobre el malecón externo de Puerto Nuevo para 31 R.

En el caso de operar ambas pistas, se solucionaría el problema de la congestión de las horas pico, y los incumplimientos de las normas sobre aeródromos de la OACI en lo que hace a excesos en la altura de edificaciones dentro del predio del aeropuerto. Se podría utilizar la actual aeroestación para el despacho de pasajeros, ampliada sobre la actual Avenida Rafael Obligado que puede permanecer cruzando el complejo aeroportuario con el actual trazado.

Asimismo, en el espacio que quedará entre las pistas se podrán emplazar las áreas de combustibles, actualmente sobre los límites de la Avenida Leopoldo Lugones y otra junto al área de catering de Aerolíneas Argentinas. También se retirarían los hangares de Aerolíneas Argentinas que exceden en altura y, si fuere necesario, todos los hangares de aviación general.

Probablemente este emplazamiento llevará naturalmente a las empresas aéreas que operan actualmente en Ezeiza a trasladar sus vuelos regionales e internacionales al nuevo Aeroparque ya que serán más solicitados por el público creando un mercado más atractivo y en aviones de mayor porte que los actuales.


Proyecto con dos pistas

La ampliación de la costa con el sistema de refulado, ha probado ser el más eficiente método de expansión de costas, ya que utiliza el limo del dragado de canales y logra una sedimentación en un tiempo aceptable y a un costo mínimo.

De los tres proyectos mencionados, ya que fueron los más relevantes en los medios periodísticos, resulta como el más viable el presentado por el ex Concejal Carlos Louzán, pero resulta insuficiente en cuanto a solucionar los problemas de congestión aérea, puesto que sólo se estaría reemplazando la pista por una más eficiente, pero no prevé la coexistencia de ambas.

Por tal motivo se propone sumar la alternativa presentada.


Detalle de la Plataforma

Complicaciones en el TMA BAIRES

Previendo la coexistencia de la pista actual con una nueva paralela, se advierte que el cambio de los circuitos de aproximación obligan a un nuevo diseño del área terminal TMA BAIRES.

Bajo el nuevo esquema deberá permanecer el ACC Ezeiza como control central y sus correspondientes ATC; así, ATC Aeroparque podrá dividir su control en dos, uno para cada pista. La tarea de los coordinadores, del ATC Aeroparque será la siguiente, un coordinador entre el ACC EZE y el ATC AER, y dos entre éste y cada uno de los controladores de tránsito aéreo, también se agregará otro controlador de tierra, ya que el nuevo aeropuerto tendría una nueva plataforma independiente.


Fotografía satelital


Aeropuertos en el Área

Vea también: Convenio entre el gobierno nacional y Aeropuertos Argentina 2000

 

Gustavo P. Forgione   -   www.forgione.com.ar