Año 10 - Número 119 |
República
Argentina, Viernes 12 de
Diciembre de 2008. |
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distribución electrónica por
suscripción. |
Sumario:
35
años del Partido Federal
Ante
la crisis actual - Soluciones futuras - Por
Gustavo P. Forgione
Miopía
- Por Luis E.
Fiorentini
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35 años del Partido Federal |
Fundado el 8 de
diciembre de 1973 por Francisco Manrique, el Partido Federal nació
bajo el impulso de un millón ochocientos mil votos obtenidos por la
Alianza Popular Federalista que sostenía la fórmula Manrique -
Martínez Raymonda con casi el 17 por ciento de los votos en la
primera elección presidencial de aquel año.
Promovió los
valores republicanos desde su aparición, asumió la defensa del
federalismo y de las autonomías provinciales, promovió la dignidad
del ser humano, impulsó el principio de solidaridad social
respetando las libertades individuales y sostuvo la necesidad de
implementar un sistema de libertad económica para terminar con el
estatismo y el dirigismo económico que habían condenado al fracaso
al país durante treinta años.
Entre 1974 y 1976
mantuvo una posición fuertemente crítica a la administración
Justicialista y frente al desgobierno, la corrupción, el descalabro
económico y la violencia desata-das bajo la presidencia de María
Isabel Martínez de Perón. Condenó por igual a la guerrilla
subversiva y a las fuerzas parapoliciales.
Hasta el día
anterior al golpe de 1976 sostuvo la necesidad de encontrar una
solución dentro del marco de las instituciones. Producido el
derrocamiento y ante la falta de respuestas de los partidos
mayoritarios el Partido Federal aceptó con resignación este suceso,
señalando que debía servir a los argentinos "... para
protagonizar, de una manera u otra, el ineludible proceso de
transformación, que permita fortalecer a la república y a la
democracia para una comunidad digna y en libertad".
A diferencia de
la mayor parte de los partidos políticos, ningún dirigente del
Partido Federal ocupó cargos durante el proceso militar.
A pesar de la
veda política impuesta por el gobierno, el Partido Federal continuó
su actividad principalmente a través de la labor periodística
desarrollada por Manrique y otros dirigentes, por medio de una
publicación denominada "Correo de la semana".
Debido a un
editorial titulado "Está marchando la crisis, no el Proceso",
que contenía fuertes objeciones al desempeño del gobierno y el
reclamo de una inmediata institucionalización del país, el 14 de
noviembre de 1977 este órgano de prensa fue prohibido "por
poner de manifiesto un evidente propósito de mostrar al público
lector una situación de caos, de incertidumbre y de incoherencia".
Con el retorno a
la democracia, el Partido Federal renovó sus estructuras en casi
todo el país y para las elecciones presidenciales de 1983 logró
acuerdos políticos con fuerzas afines, formando la Alianza
Federal que sostuvo la fórmula Manrique - Belgrano Rawson (PDL,
de San Luis), que no consigue romper la fuerte polarización y logra
magros resultados. En la Provincia de Buenos Aires, la fórmula a la
gobernación la integraron la Prof. Ruth Monjardín de Masci y el Dr.
Gerardo Ancarola.
En la elección de
1983 se produjo el hecho singular de que un dirigente
extrapartidario encabezó la nómina de candidatos a diputados
nacionales por la Capital. Se trató del Dr. Eugenio Aramburu,
destacado abogado e hijo del ex presidente de la Nación asesinado
por el grupo terrorista Montoneros, quien pregonaba una política de
pacificación nacional, sin rencores.
Así se dio inicio
a lo que sería un sello distintivo del Partido Federal, luego
imitada por el resto: la promoción de los mejores hombres sin
importar su condición de afiliado, para que ocupen cargos políticos. |
El año 1985
encontró al Partido Federal en plena actividad. En Capital Federal
postuló a Manrique como primer candidato a diputado Nacional; en la
provincia de Buenos Aires, al Prof. Ariel Dulevich Uzal. El destino
quiso que por solo 2.500 votos (0.12%) Manrique no sea consagrado
como diputado de la Nación. "Mi banca será la calle"
señaló Paco, sin desalentarse, en lo que sería el reinicio de una
intensa actividad política. En esta elección ingresó al Concejo
Deliberante porteño el Dr. Guillermo Francos.
Manrique retomó
la actividad periodística; esta vez desde la televisión; su columna
diaria en un conocido noticiero adquirió una inmensa popularidad.
Ningún tema le
fue ajeno, pero machacó sostenidamente sobre un tema que llevaba en
la piel: los jubilados. Manrique fue nuevamente su abanderado.
Fruto de su
predicamento, en 1986 el presidente Raúl Alfonsín lo convocó para
darle nuevos aires a un gabinete gastado. Le encargó la creación de
la Secretaría de Turismo de la Nación, sector que a partir de ese
momento cobró un impulso hasta entonces desconocido.
Acompañaron a
Paco como subsecretarios en Turismo destacados dirigentes del PF,
como los Dres. Andrés Fescina y Tomás Bres, el Prof. Ariel Dulevich
Uzal y el Ing. Jaime Enrique Portnoy; Manrique sentó así las bases
de la promoción futura de la actividad, cuyo sello se mantiene hasta
hoy.
Por la
importancia de su figura y la relevancia de su accionar político,
Manrique fue convocado junto al Partido Federal para incorporarse a
la Convergencia Programática diseñada por el Presidente Alfonsín de
cara a las elecciones legislativas de 1987. El Partido adhirió,
apoyando la propuesta de modernización del Estado lanzada por la UCR
en el recordado acto de Parque Norte, donde propuso que el país
debía caminar hacia la privatización de su economía abandonando las
recetas estatistas.
Manrique integró
las listas de la Convergencia como candidato a diputado Nacional en
tercer término por la capital. Lo propio hizo la Prof. Ruth
Monjardin de Masci en la Provincia de Buenos Aires. Por su parte, el
Dr. Tomás Bres integró las listas de concejales porteños. Los tres
son elegidos. Manrique decide no jurar como diputado en diciembre de
1987 para terminar asuntos pendientes en la Secretaría de Turismo,
postergando su asunción para marzo de 1988.
De manera
imprevista, Manrique falleció el 15 de febrero de 1988 sin asumir su
banca. Su velatorio se llevó a cabo en el Congreso de la Nación. El
presidente Alfonsín decretó un día de duelo, durante el cual miles
de personas desfilaron ante su féretro.
Desde entonces,
el Partido Federal siguió su curso, defendiendo los principios
fundacionales de Paco Manrique. Los cambios políticos propios de la
coyuntura de cada momento han hecho que transitemos en alianzas y
frentes con figuras y partidos afines, siempre teniendo presente
aquel legado de independencia y libertad.
Hoy, a 35 años de
su fundación, y dada la situación calamitosa en que se encuentran
las instituciones de la Nación, nos vemos obligados a redoblar los
esfuerzos para hacer valer aquella frase que decía Manrique:
"Cuando parece que todo está perdido, hay que volver a las fuentes".
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Ante la crisis actual
Soluciones futuras
Hay tiempo para proyectar la corrección de los
errores del presente
Por Gustavo P. Forgione |
Para quienes
queremos un país serio y de largo plazo, resulta evidente que todas
las actuales victorias legislativas del Poder Ejecutivo configuran
un error.
A primera vista
pareciera que estos errores son insalvables, pero la solución pasa
más por revertirlos que por imaginar soluciones revolucionarias.
Tormenta favorable
El contexto
internacional se ha convulsionado de manera tal que, todo lo
realizado por el actual gobierno, pasará desapercibido por algún
tiempo. Esta situación no configura un beneficio para el país, pero
morigera sus resultados ante la opinión del resto del mundo.
Probablemente,
dentro de un año, las aguas de la crisis
mundial se habrán calmado y las
desprolijidades del
gobierno
saldrán a la superficie. Seremos el país cuyo
estado nacional se quedó
con el dinero de los jubilados,
el que destruyó estúpida y artificialmente el
mercado de capitales, el que estatizó una
línea aérea pagando más de diez veces por lo
que realmente vale, el que deja que a su sistema financiero ingresen
capitales provenientes de ilícitos, el que establece por ley la
garantía de impunidad a los funcionarios que hayan cometido delitos
económicos contra el erario, el que miente oficialmente sobre los
números de la economía y, entre otras, toda otra tropelía que se
proponga perpetrar hasta entonces.
Proyectando la solución
El resultado inicial
que habremos de obtener es el reestablecimiento de la sensatez. No
existe posibilidad de hacerlo con la actual gestión de gobierno, ya
que, desde hace cinco años solo ha demostrado voluntad para crear
los problemas enunciados, a lo que hay que sumarle el control de la
mayoría de los medios masivos de comunicación, que le responden de
la forma menos decorosa.
Sobre la matriz
económica, donde se ha producido el mayor daño visible, habrá que
recuperar el mercado de capitales que, a partir de la incautación
del tesoro del fondo de capitalización previsional, diezmó el
sistema financiero, cuyos resultados no se han visto hasta hoy pero
que ocurrirán palpablemente en un par de meses.
Desde hace algunos
días, el mayor inyector de capitales ha pasado a ser el
estado
nacional a través de la ANSeS, que se ha
convertido en una extraña especie de
financiador de la producción, a piacere
del funcionario de turno que ocupe el sillón principal de esa
entidad, la que debería ser quien pague las jubilaciones, pero ahora
se dedica a otra cosa.
La situación debería
dejar de ser así, ya que la economía girará
por orden de la pareja gobernante como si
estuviéramos en un feudo, y no como indica la eficiencia económica.
Este razonamiento se basa en que el mercado de capitales es el
método más serio de financiar a los más eficientes, como lo han
hecho históricamente los sistemas de los países que hoy guían al
mundo y como ocurrió en Argentina cuando éramos uno de ellos. |
Resulta obvio que la
reducción del gasto público en el corto plazo se hará mediante una
devaluación del peso, ya que hoy, ese número es el triple del que
experimentamos hace veinticinco años y del doble del que teníamos en
épocas de convertibilidad. En ambas oportunidades, para reducirlo,
tanto los ministros Lorenzo Sigaut como Remes Lenikov
recurrieron a esa catastrófica medida para
sincerar los
números
de la manera menos
ingeniosa.
Es evidente que la
imaginación positiva no es una virtud de la pareja reinante, ya que,
ni siquiera con los recursos incautados les alcanzará para obtener
un superávit que satisfaga el gasto de 120.000 millones de dólares
actuales, y los pocos países amigos de Argentina que quedan en el
mundo han retraído la salida de capitales y el crédito para
protegerse de la crisis mundial.
No es de extrañar
que nuestro peso siga el camino histórico de destrucción, antes de
que este gobierno pague el costo de bajar el gasto real. Luego de
ello, habrá que generar las condiciones para que el ingreso de
capitales por exportaciones se encauce al mercado de capitales para
financiar la producción, en vez de que lo haga el estado mediante
nuevo gasto.
Si se recupera el
mercado de capitales, las empresas que aún existan, podrán venderse
o financiarse por allí; y con ellas, las empresas estatizadas hasta
hoy y las que la pareja reinante estatice.
La salida
Si persistimos en
este modelo, quedaremos a merced de la decisión de los funcionarios
de turno, seremos esclavos de periódicas devaluaciones y la tasa de
interés se disparará aún más. Como la tasa es el precio del dinero,
no habría posibilidad de financiar la producción del sector privado,
que es el que genera la riqueza, ya que el estado
lo único que produce es gasto.
Existe la
posibilidad de revertir esta tendencia de
descalabro silencioso y
continuo, y es que entre los diputados y
senadores que ingresen
en diciembre de 2009
al
Congreso Nacional,
la mayoría tenga la
sensatez necesaria para sumarse a los que
piensan en un futuro mejor y no a los que refrendan lo propuesto por
el matrimonio Kirchner a modo de Politburó como ocurre hoy.
Lamentablemente, no
existe posibilidad de mejorar la situación hasta 2010, cuando las
cámaras comiencen a revertir los errores graves a los que nos está
sometiendo el actual gobierno.
Gustavo
P. Forgione
gustavo@forgione.com.ar
Director
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Miopía
Por Luis E. Fiorentini |
En estos días de
despojo, sería muy importante volver al
pensamiento de Juan Bautista Alberdi,
cuando desarrolló el Sistema
Económico y Rentístico, referido a
la recaudación
y contribuciones según los
principios
de la Constitución Argentina.
Ahí nos recuerda
el artículo cuarto, y nos explica las contribuciones para
formar el Tesoro Nacional; el Tesoro como medio de
ejecución, es para gobernar; el Gobierno es para hacer cumplir la
Constitución; la Constitución, como dice su preámbulo, es para
afirmar la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz
interior, servir a la defensa común, promover el bienestar general y
asegurar los beneficios de la libertad.
La contribución
es, según esto, el precio con que se obtiene el goce de estas cosas;
luego su erogación forma el gasto más preciado del hombre en
sociedad.
Pero también nos
advierte que estos fines pueden ser atacados por la misma
contribución establecida para servirlos y nos dice cuando es
exorbitante, ataca la libertad de industria y de comercio; cuando
crea prohibiciones y exclusiones, que equivalen al impuesto
excesivo, ataca la propiedad de todo género; cuando supera los
límites de la renta se ataca la seguridad, disminuyendo las entradas
y goces del pobre, tales son los resultados del impuesto excesivo,
todos contrarios a la generosidad de la Constitución. |
Afirmando que las
contribuciones opuestas a los fines y garantías de la Constitución
son contrarias precisamente al aumento del Tesoro Nacional, que
según ella tiene su gran impronta en la libertad y en el bienestar
general.
Por esta regla,
jamás desmentida, bajar la contribución es aumentar el Tesoro
Nacional; regla que no produce tal efecto en el instante, pero que
jamás deja de producirlo a su tiempo, como el trigo no produce al
otro día que se siembra, pero rara vez deja de producir al cabo de
cierto tiempo.
Como reflexión
final, escuchamos a diario por los medios, que no hay un plan
alternativo, que debemos prepararnos, unirnos y pensarlo, y
simplemente lo que tenemos que hacer es sacarnos la miopía que nos
envuelve y darnos cuenta que fue escrito en el año 1853, se llama
CONSTITUCION y lo único que se necesita es ponerla en
funcionamiento.
Luis E. Fiorentini
Periodista
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