Con frecuencia
recurrimos a decir "mañana será tarde", como un recurso
literario en el que "el mañana" puede ser tanto al día
siguiente como dentro de dos siglos, según la materia de que se
trate.
"Si
ensuciamos el aire hoy, mañana vamos a tener problemas", esto
quiere decir, dentro de algunos meses, años o décadas. "Si hoy votamos
por inescrupulosos, mañana nos van a robar", entendiendo siempre
que "mañana" no es de martes a miércoles, sino en un futuro
indefinido, una semana o dos.
Solo por hoy, "mañana es mañana.
En este caso,
lamentablemente, no hay un sentido
figurado,
ni una licencia poética, ni un recurso
literario abstracto.
Es una mensura
exacta de tiempo que indica "al día siguiente":
¡Mañana!
Si falleciera
hoy, antes de mañana, mis deudos recibirían la suma de dinero que
ahorré desde el año 1994 como previsión para cuando envejezca y no
pueda producir lo mínimo para subsistir.
Mañana, la Cámara
de Senadores se "presta" a votar el nuevo "Sistema de Imprevisión
previsional", ya que a lo único que atenta este ultraje es
taxativamente a "eliminar" el sistema de capitalización previsional.
Si falleciera
dentro de unos días, mis deudos no recibirán más que las gracias del
estado nacional por lo que su ancestro aportó en capital.
No tengo en mis
planes fallecer pronto, como tampoco nadie en su sano juicio; pero,
empíricamente sabemos que eso ocurre en algún momento. Pretendo
llegar a muy viejo, aunque a partir de mañana sepa que para cobrar
una jubilación digna voy a verme obligado a iniciar una causa
judicial contra el estado que debería proteger mi previsión, algo
que también, empíricamente, sabemos que funciona así y solo así.
No obstante ello,
hoy escribí y mañana voy a hacerme oír por los senadores frente al
Congreso Nacional, como intenté hacerlo con los diputados, entre
quienes se encuentran ciento sesenta sordos en el mejor de los
casos, o ciento sesenta cómplices de desprecio, en el peor.
La democracia, hoy es difícil; mañana, peor
Para vivir en un
país serio, necesariamente tiene que haber ciudadanos, ello implica
el esfuerzo de algunos: quejarse, peticionar, hacer valer los
derechos difusos y los propios, denunciar, gritar, escuchar, y toda
otra acción que llame la atención de las autoridades, cualesquiera
que sean; todo ello como responsabilidad de algunos en beneficio del
grupo.
Resulta
que muchos ciudadanos no tienen el interés, la facilidad o la
capacidad de entender que es lo mejor para sí en determinadas
cuestiones; por ello, nos deben representar los más instruidos, y
los que no lo somos tanto esperamos que ellos lo hagan bien.
Ahora nos damos
cuenta de que, si los ciento sesenta diputados que han votado a
favor del desfalco lo hicieron a conciencia, no deben ser muy
instruidos; y si lo son, es execrable que no sientan la carga moral
de su mala intención, ya que no puede haber buena intención en ser
cómplice de un despojo semejante, a sabiendas.
Los "algunos" que
nos manifestamos ante los diputados de la Nación hace un par de
semanas, entendimos la necesidad de "peticionar" ante las
autoridades; esa facultad prevista por nuestra Constitución Nacional
que, para los más inquietos es una obligación, y para los más
quedados, la obligación "del otro". |
Estos "algunos",
que en este caso seríamos "el otro", estuvimos velando por el bien
de "todos". Es lamentable que el reclamo aún no haya sido efectivo,
pero es lógico, porque entre los "algunos" no se encontraron los
diarios y canales de televisión de primera línea ni sus dirigentes,
pero si los camarógrafos, fotógrafos y periodistas sin el suficiente
apoyo, tampoco los cuerpos colegiados de profesionales de las
ciencias económicas y jurídicas, los titulares de los mercados
autorregulados, los sindicatos y sus sindicados masivamente y,
orgánicamente, los cultos religiosos, entre otras organizaciones que
en otros tiempos más democráticos eran llamadas fuerzas vivas.
Según publica
acertadamente
Gabriela Pousa en su artículo "Mártires
por voluntad" de Economía para Todos:
"Los argentinos nos hemos
convertido en un rebaño de inconformistas que no pasamos de la queja
a la acción y simplemente dejamos hacer, pasivamente, al Gobierno."
Da mucha
vergüenza que en nuestro país haya gente instruida a la que no le
importe que esto que puede ocurrir suceda sin su intervención para
evitarlo. Discrimino precisamente a la gente instruida que no
participó, ya que es la que tiene mayor culpa si el desfalco llega a
acontecer.
Que este proyecto
es un desfalco, robo, saqueo y su por qué,
ya lo he tratado en varios artículos desde el
año 2003 hasta la fecha y no me queda ninguna duda de
ello; lo que no me atreví aún a tratar es: qué es gente instruida...
algo que aún estoy intentando develar.
Mañana será tarde
El proyecto pasó
por los diputados y obtuvo el voto del tropel oficialista, ya pasó a
senadores y se estima que tienen la mayoría conquistada de algún
modo, para el día 20 de Noviembre convertirlo en Ley.
Si alguien tiene
la esperanza de algún voto "no positivo" salvador, este no existe
más, ya que el último de estos votos extraordinarios fue expresado
por Julio César Cleto Cobos; quien, por unos días más, será nuestro
presidente de la Nación; puesto que, quien era nuestra presidente se
encuentra en un "oportuno" viaje de captación de mercados "en
Libia".
Hay que decirles
a los senadores, que van a cometer un error irreparable. Si se
aprueba el proyecto de defraudación, nos quedaremos sin mercado de
capitales, sin crédito, sin libertad, sin confianza, sin seguridad
jurídica y, finalmente, sin democracia.
Hay
que decirles a los senadores que mañana será tarde y, como pueblo,
habremos sido derrotados con todo éxito.
Gustavo
P. Forgione
gustavo@forgione.com.ar
Director
Bajar
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