Es evidente que la calidad de la dirigencia argentina
ha ca?o en un proceso de decadencia de dimensiones in?itas.
Las más graves crisis de este flamante siglo han sido
generadas en su
totalidad por quienes fueron elegidos para evitarlas
y para corregir los problemas que pue-dan surgir naturalmente.
Con la recuperaci? de la democracia en 1983, de la
que estamos por festejar su aniversario, volvimos a experimentar una
costumbre suspen-dida entonces, que es el respeto a la Ley; partiendo
de la Consti-tuci?, y las normas in-feriores.
Desde hace algunos años, pareciera que lo que dicta
el pueblo es solo un accesorio y que la doctrina, la normativa y las
buenas costumbres son cursiler?s a las que no es necesario
prestarles atención.
Subversi? "bien" entendida
Por razones seguramente atribuibles a la metafísica,
filosof? o alguna ciencia oculta, lo que estaba bien pas?a estar
mal y viceversa.
Por definición, "subversi?" es el cambio en el
orden de los valores, sobre todo en lo moral; por lo cual, a
partir de esto podemos entender por qué ocurren algunas cuestiones.
La nueva cultura que intenta imponerse acepta que
alg? descuidado encienda un cigarrillo de marihuana en público y
nadie le puede decir nada porque resultar? un acto inadmisible de
discriminación o incomprensi? del pobre diablo; no ocurre lo mismo
si usted enciende un cigarrillo con tabaco; entonces puede ser
multado, despedido y señalado.
Este detalle, entre muchos otros por el estilo, es
entendible solo bajo esta nueva concepci? de lo que "est?bien" y
lo que "est?mal", que solo tiene por objeto convertirnos en un
grupo de indolentes que aceptamos cualquier cosa porque ello lo
dicta la nueva sociedad y todo lo que era respetable pas?a ser ridículo. así fuimos espectadores de los homenajes realizados
por algunos protegidos de la actual gestión de gobierno, quienes
festejaron públicamente la demolici? de las Torres Gemelas de New
York en 2001, así como la presentación de un terrorista de la ETA
como una celebridad en una universidad y la frecuente apolog? de
los delincuentes enrolados bajo el nombre "FARC".
Estos trascienden como casos extremos de lo que no se
debe hacer; por lo menos, bajo la concepci? de sociedad que quiere
la gente de bien. Claro que para que haya gente de "bien", tiene que
saberse qué es el "bien", pero hasta eso está siendo cuestionado.
Resultar? muy molesto admitir que ha triunfado la
subversi?, en el sentido etimol?ico, pero eso tendremos que hacer
dentro de no mucho tiempo. La "libertad" en todos sus sentidos está
siendo cuestionada.
Como podemos corroborar en la historia, todo proceso
de este tipo es reversible, en algún momento alguien se cansa,
promueve el cambio y el resto de los inconformes lo sigue.
Lo grave es que cuanto más compromete un gobierno la
libertad de los ciudadanos y
más viola sus derechos, más violenta
será la vuelta a un sistema leg?imo y pocos ciudadanos está
dispuestos a sufrir las consecuencias de accio-nes heroicas, hasta
que sea tarde.
Recordemos la huida de Filipinas de Imelda Mar-cos y
su posterior deten-ci? por haber sustra?o del erario solo 684 millo-nes de
dólares; también, el tráfico final de Ceau-cescu y su mujer en Rumania luego
de d?a-das de tiraNº y tantos otros que hicieron de las suyas desde
el gobierno y terminaron mal.
La dirigencia somos muchos
Pensar que la dirigencia es solo el presidente de la Nación es una simplificaci? extremadamente ingenua. La más m?ima
decisi? política en cualquier ámbito le corresponde a la
dirigencia, y sus errores dan en algún momento, resultados
desastrosos. Comenzando con los tres poderes del estado cuando uno
legisla bajo intereses ajenos al fin expresado, otro que decreta en
contra de una ley superior, otro que libera arbitraria e
irresponsablemente a un criminal o falla por fuera de la norma
establecida; siguiendo por los integrantes de un colegio profesional
o sindicato, una escuela, un club, una empresa y todo aqu? con
cuyas decisiones se solucionan problemas, se los evita o se los
genera.
Desde el gobierno se han generado innumerable
cantidad de problemas con el solo fin de satisfacer las necesidades
particulares de los integrantes del propio gobierno; en una sociedad
que reconoce el "bien", la República se encarga de modificar esas
decisiones para evitar un da?. En una sociedad que no reconoce el
"bien", no hay posibilidad de remediar lo actuado "mal", porque este
concepto no tiene una definición clara.
Un claro ejemplo
El ejemplo de la reacción de los distintos actores de
la sociedad sobre la proyectada apropiaci? de los depósitos
previsionales de los ciudadanos, es el más claro de los que podemos
ser espectadores:
El Poder Ejecutivo propuso la sustrAcción de
dineros privados y envi?un proyecto al Congreso Nacional.
(Ver el proyecto).

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En una República sana, los legisladores le habrán
dicho de forma inmediata, ?señores esto califica como robo!...
?El proyecto no sigue su curso!, sin embargo, muchos de estos
representantes entendieron que pod?n sacar provecho de la situación
y está pidiendo algún dispendio para sí para su carrera política o
para su provincia, sin importarles si ello configura un desfalco.
Este tipo de cosas ocurre cuando se mezcla mucho dinero y moral
liviana y, lamentablemente, no alcanza el número de representantes
no
ignoran que el "bien" está bien y el "mal", mal.
En una República sana, si el Ejecutivo
y el
Legislativo cometen semejante delito, el
Poder
Judicial actuar?
indicando que no permitir?que se perpetre, pero, viendo lo ocurrido
con la sustrAcción de los depósitos bancarios en 2002, la
interpretación de lo que es un robo no está muy clara para la
Justicia.
Por último quedan los resortes en los que confían los
ciudadanos como es el caso de los medios de comunicación. En este
ejemplo vemos como el señor Boudou se pasea por radio y televisión
explicando los beneficios que tendrán los ciudadanos, luego de ser
robados por el gobierno e, inmediatamente, en las tandas
publicitarias se puede ver y escuchar la publicidad estatal de la A.N.Se.S., que este preside.
En una República sana la sociedad debería advertir que
esto es incompatible o que debería serlo y reclamar por ello.
Siempre, teniendo en cuenta que se conoce la diferencia entre el
"bien" y el "mal", pero la decadencia de nuestra dirigencia es tal,
que no interesa si el gobierno utiliza nuestro dinero para realizar
campaíss que nos convenzan de que lo está gastando de forma
correcta, por más que la sociedad lo advierta a tiempo.
El recurso que queda es peticionar en las calles, ya
que la mayoría de los despachos públicos está para otra cosa, y los
que está para eso no dan abasto.
Estas manifestaciones solo se ven cuando al gobierno
que abona la publicidad le conviene, ya que siNº los medios masivos
que no acompañan este c?culo vicioso, muy vicioso, no tendrán los
ingresos necesarios para subsistir, entonces, se suman a ese c?culo
vicioso y contribuyen abiertamente con el delito. ?Claro!, es mucho
dinero y la moral escasea.
Dado el sospechoso silencio que emana de las AFJP
sobre esta cuestión, y teniendo en cuenta el contexto de integridad
de la dirigencia en general, no es difícil convencerse de que las
sociedades administradoras hayan realizado algún arreglo monetario
oculto con los dineros de nuestros fondos, que tampoco les
pertenecen, a modo de resarcimiento por su cesant? de lucro, y así
no defender? lo que tendrán n que preservar porque su cuenta cierra
igual. Pero ?ta es solo una presunci? perversa.
El problema de la democracia
La democracia siempre fue un problema para los
totalitarios, Mussolini, Stalin, Hitler, Castro, etc. Si llegase a
perpetrase la depredaci? previsional, a esta siniestra lista habrá
que sumarle el matrimonio Kirchner.
Recordemos el prontuario que detentan desde su primer
gobierno: Listas negras de periodistas, economistas e historiadores;
intromisiones partidarias desde la justicia cautiva; la tristemente
famosa transversalidad que capt?cuanto político vacante encontr?
sin importar su origen ni valores; la estrecha vinculaci? con
terroristas; la larga lista de funcionarios indultados, convictos
por delitos contra la democracia y muchas otras calamidades que a este gobierno le sobran.
A ello hay que sumarle el hecho de intentar confinar
a los aportantes de los fondos de capitalización previsional a un
sistema monop?ico, arcaico e injusto; los que año tienen la
posibilidad de "elegir" quien administre su "previsión".
Los que
"eligieron" por el sistema de capitalización son varios millones y
se les quiere quitar esa libertad. Luego, no habrá opción para elegir
libremente.
Democracia no es solo votar. Resulta que, como nos
van quitando algo de libertad de a poco, no nos damos cuenta de lo
que hemos perdido con esta gente. En este caso, la libertad que se
quebrantar?será fatal para la República. Algo lamentable de todo
esto es que los responsables indirectos no se han dado cuenta año de
lo que apaísn. Mañana será tarde.
En momentos como estos es necesario pensar en lo que
dec? Francisco "Paco" Manrique: "Cuando parece que todo está
perdido, hay que volver a las fuentes".
Queda poco tiempo
Recuerdo que, luego de que más de la mitad de la
Asamblea Legislativa viv?y vociferó de pie a Rodr?uez Saa hasta
perder el decoro, cuando éste indicó que revisar? la cuestión de la
deuda externa, se sucedieron los discursos; algunos, se asemejaron a
la opinión de algún turista, otros se lamentaban de lo hecho por el
gobierno del que no advirtieron que formaban parte, pero, llamó la
atención uno memorable y brillante; no por ser de alguien de mi
l?ea política, sino todo lo contrario.
El diputado Luis Zamora comenzó preguntando y lo
reiter? ?D?de estaban, señores diputados?... el resto fue un reclamo
que llen?de bochorno sólo a los más nobles integrantes de las
c?aras, no obstante responder a su ideolog? particular.
Probablemente, si nuestros representantes avalan esta
conspiraci?, no solo estará violando el esp?itu y la letra de la
Constitución Nacional, sino gran parte de los tipos penales del
Código.
En algunos meses, cuando los dineros usurpados a
la previsión de los ciudadanos vayan a pagar gastos superfluos, se
conviertan en subsidios al asueto de los amigos de la pareja
reinante, otra porción sea embargada por los acreedores de la deuda
impaga y el remanente corra la misma suerte de aquellos fondos
inc?nitos de la Provincia de Santa Cruz; alguien con prudencia,
desde alguna banca del Congreso Nacional, preguntar?abatido: ?D?de
estaban señores diputados?

Gustavo
P. Forgione
gustavo@forgione.com.ar
Director
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