Luego
de invertir cifras cercanas a un mil millones de dólares en exploración,
los resultados de la política energética de Brasil, dieron sus frutos.
En
aguas profundas encontraron una cuenca que podría arrojar una producción
de entre 5 mil y 8 mil millones de barriles de crudo y gas. Actualmente,
estas cantidades se aproximan a la mitad de las reservas de ese país,
ubicándolo casi a la altura de Venezuela.
En
el ámbito local, en general, la noticia se tomó como si el país vecino,
de un día para el otro, hubiera ganado el premio mayor de la lotería,
pero nada está más lejos de ello, que lo que realmente ocurrió.
Probablemente,
existan varios yacimiento más de tal envergadura, en Brasil tanto como en
Argentina, pero permanecerán
escondidos hasta tanto no se busquen. Para ello hace falta inversión,
algo que no ocurre por estas latitudes desde 1999, con el resultado obvio:
Quien no busca, no encuentra.
En
tal oportunidad, para ser más precisos el 25 de Agosto de 1999, las
empresas SIPETROL e YPF notificaban que había resultado exitosa la
perforación del fondo marino en poco más de 1700 metros en una zona
cercana a la boca del Estrecho de Magallanes, denominada área CAM 2/A
Sur. Ver
La Hoja Federal Nº 11
Pese
a que en tal oportunidad la Secretaría de Energía advirtió que este
hallazgo "permite ajustar la estrategia exploratoria a desarrollar,
la que conducirá a ampliar la actividad futura en la misma", la
inversión en el sector se redujo sostenidamente hasta llegar a la nula
actividad exploratoria.
Por
ello, desde hace cuatro años volvimos a ser un país importador de
petróleo, algo que no había sucedido por más de una década hasta
entonces. Para empeorar el panorama, los precios del crudo han aumentado
en proporción inversa a nuestra producción.
La
única manera de revertirlo es volver a invertir como hace más de una
década. |
Oportunidad
regional
No
es extraño que el día jueves, mientras se conocía la noticia del
enorme descubrimiento brasileño, la bolsa local reflejaba
incrementos de más del 10% en el precio de la acción de la
sociedad dueña del hallazgo; ello impulsó al resto de las
sociedades cotizantes a seguir la tendencia, aunque con menor
crecimiento, algo que se repitió el viernes.
Así
como cuando ocurrió un terremoto en México o se produjo algún
conato revolucionario en Venezuela, las bolsas de Sudamérica lo
reflejan en los precios de sus acciones, como el efecto de ósmosis
o algo parecido, los éxitos de alguno de los vecinos también se
pueden reflejar en los mercados.
Sería
interesante poder aprovechar el triunfo ajeno para ampliar la
capitalización local y, así, volver a invertir en algo que
produzca riquezas realmente; la exploración de nuevas áreas
hidrocarburíferas es una buena opción.
Brasil
lo hizo.
Gustavo
P. Forgione
gustavo@forgione.com.ar
Vicepresidente
II - Partido Federal
Capital Federal
Ver
La
Hoja Federal Nº 11 del 29 de Agosto de 1999
Bajar
este artículo en un
documento MS Word para imprimir
|