En ocasi? del
Congreso Nacional del PJ, he escuchado al Sr. de la Sota congratularse de
las desaforadas internas de su partido, ment?dolas de ruidosas pero
pluralistas y democr?icas, a diferencia -dijo- de los m?odos
autoritarios y personal?imos que aplican los emisarios de la ?Nueva
Pol?ica?.
Probablemente tuvo
en mira a otras expresiones emergentes, o bien a tal impronta sellada a
fuego por Domingo Cavallo (a quien conoce con ventajas comparativas).
Muchas personas pueden dar fe que, por razones que ciertamente exceden el
an?isis pol?ico, nadie pod? oponerse o resistirse exitosamente a los
dictatums del ex Ministro,
dentro la estructura interna de su partido, afectando con este peligroso s?drome
la actitud externa de varios de sus bastoneros.
No me har?cargo
de lo ajeno, sino de la oportunidad de demostrar que de la Sota se
equivoca y excede en tales generalizaciones, del mismo modo, al parecer,
que en otras de su estrategia como dirigente. Y de paso, poner
conceptualmente en su lugar algunas adjetivaciones que, m? all?de lo
emocional, agregan confusi? sem?tica.
El Movimiento
Federal y el Partido Recrear Para el Crecimiento tuvieron,
respectivamente, procesos de gestaci? y parto que no obviaron ninguna
etapa, ni procesal, ni pol?ica, en pos de un voluntarismo unipersonal.
Se acord?una metodolog? de trabajo y una agenda, se deliber? y se
lograron acuerdos en sus respectivas individualidades.
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Consolidado lo jur?ico
y lo ideol?ico en el Movimiento Federal Recrear, reci? se evaluaron
las candidaturas. La inclusi? del Dr. G?ez
Diez en la f?mula adoptada
en la Asamblea del cinco de Noviembre pasado, implic?un mecanismo
interno de catarsis que los militantes de la vieja
pol?ica conocen bien, porque en otras instancias hist?icas acarre?
escisiones vitales.
La novedad es que, pese
a los quilates de las personas que se consideraban con leg?imos antecedentes
para la postulaci?, se convino en
la persona del Dr. G?ez Diez sin que se quebrara ninguna estructura.
Simplemente, porque ?ta no era fr?il ni estaba construida con materiales
de demolici?.
A la vista est?que no
puede predicarse lo mismo del Partido Justicialista, con su descarada puja
entre dos personalismos, que al ojo democr?ico del Sr. De la Sota parece
escap?sele.
Finalmente, me referir?
a los criterios de ?vieja? y
?nueva? pol?ica.
Existe una sola categor? moral y ?ica, de hacer pol?ica en pos del beneficio y
bienestar de los ciudadanos. Los atributos
de esa categor? son la honestidad, la idoneidad y el respeto por el otro.
Los resultados en la variaci? de los valores
de tales atributos, est? registrados por la historiograf? y por la
historia reciente: cuando han tenido valor bajo, los pueblos sometidos a esas
dirigencias han pasado penurias. Viceversa.
De ello se sigue que si
existe una sola categor? de hacer pol?ica, con atributos precisos, por ser
?ica, es la m? antigua que se conoce. En este razonamiento, la f?mula L?ez
Murphy-G?ez Diez, representa la vieja pol?ica, y todas las dem?, ensayos
pervertidos y de bajo valor, cuyos penosos resultados gritan desesperados en
la actualidad que nos conmueve.
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Dr. Bernardo P. Carlino
bernardo@carlinopuig.com.ar
Vicepresidente del Partido Federal
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