Los momentos m? pr?peros en la econom?
de
nuestro pa? han sido acompa?dos por sistemas de moneda convertible
o cuyo valor era representado en met?ico. Desde 1807 hasta la guerra
civil, en varias oportunidades desde la Constituci? Nacional de 1853
hasta fin de ese siglo, durante la presidencia de Alvear, y finalmente
desde 1991 hasta Enero de 2002.
Digo momentos pr?peros, pero no perfectos
porque ya desde 1807 el mismo Liniers tuvo que implementar el primer
"Plan de Bonos" que pudimos experimentar
por estas tierras, cuando debi?pedir al
Cabildo la emisi? de un empr?tito por 200.000 Pesos Plata con la
promesa de reducir el gasto p?lico, algo que nunca logr?/b>. Obviamente ese
empr?tito no pudo tener otro nombre que "Patri?ico";
as?
los comerciantes de Buenos Ayres y los productores del interior sintieron
el fastidio que hist?ica y c?licamente venimos soportando los
argentinos debido a las emisiones de empr?titos o directamente por la impresi?
de moneda espuria.
Como hemos advertido en varias
oportunidades en La Hoja Federal, en econom?s como la argentina es
conveniente que la ?ica constante sea la moneda y que todos los dem?
componentes sean variables; de otro modo, alg? otro valor ser?tomado
como constante para cada uno de los sectores y ser? variables todos los
dem?, incluida la moneda.
Este tipo de sistemas sin nombre
llev?
siempre descontrol en la econom?, ya que no se puede proyectar ni
siquiera en el mediano plazo para realizar inversiones, por lo que toda la
econom? ser?de corto plazo.
Si los datos hist?icos nos sirven, es
para corregir los herrores que s?o se ven en la pr?tica; as?la
convertibilidad de 1927 con valor flotante de la moneda respecto del oro,
produjo una contracci? monetaria inicialmente y, ante la crisis mundial
en ciernes dos a?s despu?, el gobierno decidi?cerrar la Caja de
Conversi?. Si bien, ante aquella crisis mundial nuestro pa? fue el
?ico de la regi? que continu?cumpliendo con las obligaciones
externas, el cierre de la Caja nos coloc?dos a?s despu? en el mismo
lugar que nuestros vecinos, todos en cesaci? de pagos.
Claro est? que ante la coyuntura actual y
el desconocimiento general de los acontecimientos econ?icos de nuestro
pa?, m? all?de treinta a?s, hablar de las crisis de 1878, la de
1890 y la de 1929, resulta anecd?ico. Ser? muy productivo no repetir
los errores del pasado, pero lamentablemente la reacci? de los distintos gobiernos en
materia econ?ica ha sido id?tica desde que nac? la idea de la independencia del Reino de
Espa? hace ya dos siglos.
En todos los casos se ampli?el recurso en
relaci? directa con el crecimiento del gasto. Cuando se hizo imposible
el aumento de impuestos se recurri?a los empr?titos, luego el
endeudamiento externo y finalmente la emisi? de moneda.
Ante la pregunta del t?ulo, cabe repetir
que "s?o habr?productividad con moneda sana", y lejos estamos de
lograrlo en las actuales condiciones. La respuesta es SI, una
nueva convertibilidad es posible.
No basta cambiarle el nombre a la
moneda ni quitarle o agregarle ceros al
final de las cifras. Nuestra historia econ?ica nos indica que la
prosperidad lleg?siempre desde un sistema monetario r?ido y
sustentable.
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Desde
los amargos d?s del verano pasado, en que se desplaz?al presidente
inactivo, se vocifer?la cesaci? de pagos, se devalu?el Peso y se lo
inconvertibiliz? entre otras calamidades; desde el Partido Federal
comenzamos a elaborar un plan para recuperar lo t?pemente perdido... La
moneda.
La proposici? para instaurar un r?imen
monetario sustentable, debiera contener los siguientes elementos, de
acuerdo a lo expuesto:
1. Sistema de convertibilidad.
2. Reserva del Tesoro con cartera variable.
3. Tipo de cambio fijo en bandas.
4. Moneda ?ica de curso forzoso.
5. Normalizaci? del sistema financiero.
6. Restricci? presupuestaria.
Ser? muy extenso explayarse sobre cada
punto, pero cabr? destacar que en un sistema de convertibilidad con tipo
de cambio fijo, lo que el mercado domina no es el precio, sino la cantidad
de moneda circulante.
Es as?que ante la demanda de conversi?,
el Tesoro
ver?/font> reducida la Reserva,
pero tambi? se reducir?el
circulante, lo que generalmente concluye en una demanda de circulante
posterior, y ello equilibrar?finalmente la cantidad de moneda en poder
del p?lico.
Este sistema monetario no depende
estr?tamente de la confianza del p?lico, sino de la necesidad de
mantener el circulante suficiente; para ello, debiera reconocerce s?o
como medio de pago, el efectuado con una ?ica moneda de curso legal y no
el realizado en especie o en divisas.
Respecto de la normalizaci? financiera,
los estragos perpetrados al sistema por los fugaces presidentes del pasado
verano y por el actual gobierno, hirieron de muerte la cadena necesaria
para su funcionamiento, por lo que no existe una salida coherente para
todas las partes. Ante la insolvencia de los bancos, el Estado deber?
consituirse como prestamista de ?tima instancia por ?ica vez, socorrer
mediante obligaciones emitidas por los bancos en emergencia, las que
deber? cancelarse posteriormente con las acreencias hacia el Estado que
?tos pudieran haber atesorado y finalmente liquidar las entidades que no
puedan satisfacer sus obligaciones en plazos razonables.
Finalmente, para presentar un esquema
racional en materia econ?ica, deber?cumplirse con el principio
econ?ico de restricci? del presupuesto, intentado por ?tima vez
mediante la mal llamada Ley de Convertibilidad Fiscal, groseramente
incumplida desde su sanci?.
?/font>ste principio, casi perteneciente a una
ley f?ica, indica que el Estado no puede gastar m? que sus recursos
leg?imos, sumando eventualmente lo que le presten.
Luego de la conducta de nuestros fugaces
presidentes, no existe el deseo de nadie que preste voluntariamente al
Estado, por lo que deberemos aprender a mantener un Estado que se nutra
s?o de sus recursos ordinarios, los impuestos.
Gustavo
P. Forgione
gustavo@forgione.com.ar
Vicepresidente
II Partido
Federal
Capital Federal
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