1.
Tipo de cambio: Nuestro sector se opuso con firmeza a la devaluaci?, que
implic?un salto al vac?. Sab?mos
todos los perjuicios que se derivar?n de ella, con m?imos beneficios
para algunos sectores.
Ante
los hechos consumados debemos pensar hacia delante. Sabemos que el FMI
alienta la flotaci? libre del tipo de cambio.
Es la realidad de much?imas naciones con econom?s que crecen
o que eventualmente afrontan crisis circunstanciales.
La
realidad argentina es otra, y esto debe hac?selo saber a los t?nicos
del FMI. Por lo menos desde
la crisis de 1975 nuestros compatriotas buscaron refugio en el d?ar
como instrumento de ahorro y forma de pactar los contratos de alguna
importancia. Cincuenta a?s de inflaci? crearon dicha cultura.
Inclusive los once a?s de estabilidad no lograron disipar esa actitud.
M?ime ahora, despu? de lo ocurrido y sin que funcione el sistema
financiero.
Proponemos anclar el tipo
de cambio. Volver a un sistema de cambio fijo que, entre otras
posibilidades, podr? vincularse a una canasta de monedas,
especialmente aquellas propias de los pa?es con los que mantenemos el
grueso de nuestras exportaciones e importaciones.
En estos d?s hemos le?o
opiniones de respetables economistas argentinos quienes, pese a tener
una visi? com? en materia econ?ica con lo que se practica en la
mayor parte de los pa?es del mundo, sostienen el mismo criterio que
nosotros, respecto de la pol?ica monetaria para nuestro pa?.
Reiteramos que es imprescindible
hacer comprender a las autoridades del FMI y dem? organismos
multilaterales de cr?ito, cu? es nuestra realidad hist?ica y
presente. Tenemos
diferencias culturales en los comportamientos monetarios, propios del pa?
que soport?la m? prolongada inflaci? del siglo veinte.
2.
Presupuesto de gastos nacional: Sostuvimos que, seg?
nuestras cuentas, el d?icit del ejercicio se aproximar? a los 10.000
millones. La ca?a de la
recaudaci?, el recalculo del servicio con los organismos
multilaterales en funci? de la paridad real, gastos no contemplados,
etc., llevaban a esa magnitud.
Si el FMI facilitara postergar el
pago de los vencimientos de la deuda con los organismos multilaterales
del ejercicio tendr?mos un relativo alivio.
A ello se debe a?dir restricciones al gasto y obtenci? de
financiamiento genuino, a fin de equilibrar las cuentas.
Si no se lo alcanza el ?ico
financiamiento ser? la emisi? monetaria.
Sus efectos son conocidos por todos. Inflaci? y luego
hiperinflaci?. Las
consecuencias sociales, econ?icas y pol?icas de esta perspectiva son
inimaginables.
3.
Presupuestos provinciales: Debe
cumplirse estrictamente el programa acordado con las provincias, sin
desv?s que al complicar el financiamiento nos aproximar?n al
problema indicado en el p?rafo anterior.
4.
Sistema financiero:
a)
Salir del encierro del sistema financiero.
Est?rota la cadena de pagos, volver en lo inmediato al r?imen del Decreto 1570/01, sin
el temor de que la mayor disponibilidad pueda afectar al d?ar, particularmente si
se toma la decisi? de anclar el cambio. Si algunos bancos estatales quedasen descalzados respecto de
otros habr? que buscar r?idos mecanismos de compensaci?.
b)
Estructurar las bases del futuro del sistema. Quebrada la confianza del p?lico ser?trabajoso. Si se decide
lo sugerido en el punto anterior, esta confianza comenzar?a
recuperarse. Moment?eamente puede pesarse en diferenciar entre
funciones de banca de pagos y banca de ahorros, como medio para empezar
a restablecer el cr?ito.
5.
Ley de Quiebras: En el debate en el Congreso nos opusimos en?gicamente a las
reformas recientemente introducidas. Es un principio elemental que no hay transacciones, contratos ni
cr?itos, si se desprotege jur?icamente al acreedor. Esto, en definitiva, afecta al m? d?il por no poder adquirir
bienes, realizar locaciones, obtener cr?ito, y naturalmente, afecta
tambi? a la econom? general.
Debe volverse a los principios
generales que informan la legislaci? concursal de nuestro pa?.
6.
Deuda p?lica: Recomponer con urgencia el tema de la
deuda p?lica. No podemos
quedar fuera del mundo no s?o por razones morales sino tambi? por
demandas pr?ticas. La
necesidad de adquirir bienes finales e insumos imprescindibles para
vivir y seguir produciendo. Negociar
su reprogramaci?, mejorando la situaci? acordada con los tomadores
internos y efectivizarla en iguales condiciones con los externos.
Reclamar que
se facilite su pago mediante la disminuci? de aranceles y subsidios
externos que dificultan la colocaci? de nuestra producci?
agropecuaria. |
7.
Urgencias Sociales: Si se concretase la negociaci? con el FMI, se podr?
obtener financiamiento de Banco Mundial y del Banco Interamericano de
Desarrollo para atender las urgencias sociales, agravadas por cuatro a?s
de recesi? y luego de la devaluaci?.
Este financiamiento especial
facilitar? la liberaci? de recursos que hoy deben ser afectados
dentro del presupuesto nacional.
Es imprescindible que la asignaci?
de los beneficios se realice asegurando su plena transparencia.
8.
Reforma impositiva: La causa primera de la crisis debe
buscarse en los recurrentes d?icit fiscales, que forzaron el
endeudamiento y tuvieron su colapso en la crisis financiera de 2001. Se
debe instrumentar un nuevo sistema impositivo que evite la alta evasi? y
elusi?. N?ese que si ?ta no hubiese tenido tanta magnitud, no deber?mos
haber afrontado la penurias fiscales vividas.
Un nuevo sistema fiscal (es un cap?ulo
ya que el otro es la relaci? Naci? - provincias, que abordaremos
luego) implica, como concepto, asociar el inter? del Fisco con el del
contribuyente, para disminuir la evasi?. Sugerimos vincular directamente Ganancias con IVA, con fuertes
desgravaciones e el primero sobre la base de compras en blanco con IVA,
como existe en otros pa?es.
Sabemos que es riesgoso introducir
reformas de importancia en tiempo de crisis. Creemos que esto se debe analizar y sancionar durante el ejercicio
2002 para aplicarse a partir de 2003.
9.
Nueva relaci? impositiva Naci?-Provincias: Promover
el establecimiento de un r?imen de coparticipaci? federal
transparente, justo y equitativo y eliminando
desequilibrios regionales, estimulando el crecimiento sin
desigualdades.
Reafirmamos el principio (que est?
en las fuentes de nuestro sistema constitucional) que quien tiene el
derecho de gastar debe tener tambi? la obligaci? de recaudar.
Por ello sugerimos la posibilidad
de analizar un r?imen en el cual se acuerde los impuestos que cobrar?
la Naci? y los que recaudaran las provincias. Es posible que la acci? cobre y guarde para si el IVA (con tasa
reducida), asignando a las provincias derechos similares sobre el mismo
hecho imponible. Ganancias igual conservando, por ejemplo, la Naci? la
recaudaci? sobre personas jur?icas y las provincias recaudando a las
personas f?icas. Debe
crearse, adem? un Fondo de
Asistencia para
las provincias con menos capacidad de recaudaci?, al que aporte las de
mayor desarrollo y del que perciban las de menor capacidad recaudatoria
con garant?s concretas y efectivas de cumplimiento.
El
nuevo sistema, que debe analizarse con detenimiento, debe asegurar que cada
provincia perciba m? de lo
que recibe hoy por coparticipaci?, merced a su esfuerzo para evitar la
evasi? en su jurisdicci?.
10.
Reforma
del Estado: Comenzar con la
necesaria reforma del Estado reclamada por la sociedad en su conjunto.
Reclamamos un Estado eficiente, a nivel nacional, provincial y
municipal, transparente y austero que conlleve una dr?tica reducci? del gasto p?lico
que permita la desaparici? de los d?icit en los tres niveles de la
administraci? para impulsar la actividad privada con la reducci? de
los impuestos distorsivos.
11.
Proyecto
de desarrollo nacional y regional:
Propondremos un proyecto de desarrollo que contemple la construcci? de
rutas, viviendas y sistemas sanitarios en todo el pa?; obras a encarar
con financiamiento genuino y con una visi? integradora en la que se buscar?
desarrollar las econom?s regionales por medio de la uni? de los
grandes centros consumidores del MERCOSUR, tratando de descongestionar las
grandes urbes hacia el interior.
12.
Seguridad jur?ica: Es
imprescindible que los actos legislativos, administrativos y
jurisdiccionales se encuadren en el pleno respeto a los derechos de las
personas en una marco de certeza sobre la seguridad jur?ica.
Estimamos que estas sugerencias
configuran un programa coherente que, puesto en marcha con convicci? y
firmeza, permitir?superar la grav?ima crisis que hoy afrontamos.
Por cierto que no nos
cristalizamos en lo que proponemos, sino que pensamos que todo puede
enriquecerse.
Hay que formalizar un “programa
sustentable”, como los m? importantes pa?es del mundo nos vienen
reclamando.
Si lo hacemos habr?
ayuda internacional, tan necesaria en estos
momentos. Todav? estamos a
tiempo. La estructura de
producci? y de servicios puede salvarse porque aun se mantiene intacta y
est?en condiciones de reactivarse apenas pongamos en marcha medidas
coherentes, que sean cumplibles y cre?les.
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