La Hoja Federal

En esta at?ica campa? que por su extensi? y austeridad ha condicionado el discurso de los candidatos, algunas cosas, sin embargo, han quedado claras: 1) el candidato oficialista Terragno llama a votar en contra de la gesti? de su propio gobierno y reclama sin tapujos que el ministro de econom? se vaya; “Estamos gobernados por usureros”, dijo; 2) A pesar de eso, el Presidente de la Naci? y el Jefe de gabinete dicen que van a votar por Terragno y por Alfons? en la provincia, respectivamente; 3) El partido del ministro de econom? cuestionado por los candidatos oficialistas, se lanz?al ruedo en una ins?ita combinaci? con el menemismo de la capital, exponi?dose a que el magro resultado que obtendr? socave los ?timos apoyos de Cavallo en el gobierno y el stablishment; 4) La reacci? progresista –Carri? Bravo & Cia.- mostr?la hilacha lanzando acusaciones que resultaron ser falsas y reclamando devaluaci? por medio de su economista Lovuolo.
En este contexto cargado de esquizofrenia oficialista -en sus versiones Terragno y Liendo- y realismo m?ico –versi? Bravo y Polino-, la propuesta que encarna Gustavo B?iz y la Alianza de Centro constituye la ?ica opci? que combina la garant? de no apoyar ning? proyecto que busque devaluar o dolarizar la econom? y la tan ansiada y demorada renovaci? de la pol?ica.

Porque Gustavo Beliz denunci?lo que todos saben pero no quieren decir: que con el triunfo bajo el brazo, Terragno y Alfons? van a condicionar la gesti? de de la Rua llev?dolo incluso a prescindir de Cavallo y abandonar la convertibilidad. Por eso Beliz llam?a todos los candidatos a firmar un acuerdo antidevaluatorio, que sugestivamente los dem? rehusaron.

Gustavo B?iz encarna adem?, la voluntad de transformar la pol?ica. En  serio. Por eso lo acompa? la joven Mar? Laura Leguizam? como senadora y los dos Partidos de Centro m? representativos de la capital: el Federal y el Dem?rata. La experiencia de Roberto Azaretto –uno de los hombres que mejor conoce la ciudad- combinada con la madura juventud de Paula Bertol y Mart? Borrelli, son la prueba de que vamos a inaugurar un nuevo tiempo pol?ico.
Los que defienden la convertibilidad, los que quieren bajar los gastos de la pol?ica, los que creen que se puede instrumentar un salario social para las jefas de familia desocupadas, los que piensan que hay reforzar la seguridad y no recortarle m? el haber a las fuerzas policiales, los que quieren dirigentes nuevos para un nuevo pa?, en la boleta de Beliz + Alianza de Centro, Lista 139, tienen la opci?.

Un grupo de fan?icos integristas, profesantes del Islam en su versi? m? radicalizada, que han acumulado millones a costa de saquear a los gobiernos t?eres que les dan cobijo y masacrar a sus adversarios, que tienen a los pueblos que dicen defender sumidos en la ignorancia, la pobreza y el terror, han declarado la guerra santa al resto de la poblaci? no musulmana.

Hind?s, protestantes, cat?icos, budistas e incluso ateos y agn?ticos se han convertido en la encarnaci? de Sat? y por ende, imp?s herejes que deben ser sacrificados en nombre de Al? Como los 6.500 que fueron horrendamente asesinados en los ataques a Nueva York y Washington, o los que murieron en los ataques terroristas a la f?rica de qu?icos en Francia o en el avi? ruso que cay?en el Mar negro.
Bajo la apariencia de denunciar los atropellos del capitalismo anglosaj?, de pelear por la dignidad de sus pueblos, de reivindicar el derecho sobre sus tierras y de defender al Islam, los talibanes en realidad, est? llevando adelante una guerra de exterminio a gran escala. Lo intentaron en Chechenia y Bosnia, lo consiguieron en Afganist?, lo siguen intentando en Paquistan, Sud?, Ir?, Arabia Saudita, Uzbekist? y Tajhikistan. Y parece que no piensan cejar. Los que no piensan como ellos, no tienen lugar en esta tierra.
Prestos o?os progresistas de todo el mundo, con cierto disimulo pero sin sonrojarse, apoyan las proclamas del lider talib?. Para estos grupos, era hora que alguien les cante las cuarenta a los yanquis. Entonces, vociferan acerca de los miles de ni?s que mueren por el bloqueo a Irak, o los cientos de palestinos que pierden la vida en sus luchas con Israel y en fin, por todas las desgracias que a lo largo y ancho del planeta padecen millones de personas.
No caben dudas de que el capitalismo no ha podido resolver angustiantes problemas de las sociedades modernas como que tambi? lo es, que hasta ahora es el ?ico sistema que ha permitido un desarrollo inimaginable cien a?s atr? de las artes y la ciencias en beneficio de la raza humana.

Ahora bien, ?qu?horizonte maravilloso nos propone el fundamentalismo isl?ico: la moderna sociedad de Afganist? ?, donde las mujeres son apedreadas hasta la muerte si son denunciadas por adulterio o mutiladas si tienen mejor suerte, por salir a la calle con el rostro descubierto. ?La democr?ica sociedad de Paquist? ? donde s?o un pu?do puede acceder a la educaci?, a tener contacto con los medios de comunicaci? del mundo entero.
Y si tan preocupados est? por los atropellos del capitalismo occidental y cristiano, que han hecho ellos, por ejemplo en los ?timos 50 a?s por el bienestar del continente africano, que leg?imamente merece una reparaci? de Europa continental y de EEUU ? ?O que han hecho en nombre de la religi? por los millones que fueron asesinados por los reg?enes ateos maoistas y stalinistas de sus vecinos Rusia y China ?
En s?tesis, las reivindicaciones del fundamentalismo isl?ico son todas patra?s. Los pa?es integristas son los m? atrasados y violentos del mundo. En ellos no existe atisbo de democracia y los males que padecen son en gran medida ?icamente atribuibles a la corrupci?, la ignorancia y la violencia desenfrenada de sus propios gobernantes. Poco han hecho para cambiar esa realidad en miles de a?s y nada les interesa el bienestar del resto del mundo.
En la d?ada del 30, un mesi?ico que hablaba de la "raza superior" y que tambi? planteaba reivindicaciones y se agraviaba por ofensas varias, ante la contemplaci? de un mundo cobarde que reaccion?tarde, llev?a cabo una masacre sin parang?. Tambi? el r?imen comunista por espacio de 80 a?s sacrific?a millones de seres humanos en los gulags de la ex Uni? Sovi?ica en nombre de la sociedad sin clases.
Un nuevo pisc?ico, esta vez amparado en una religi? respetable que debe ser tambi? respetada, ha aparecido a la faz del mundo para plantear el caos y la destrucci? de nuestras sociedades pluralistas, capitalistas, multi?nicas, multireligiosas y democr?icas. El escenario est?planteado. Y no podemos ni debemos ser indiferentes a el.
Si queremos vivir en libertad, poder pensar distinto del otro sin que ello sea una barrera para vivir en el mismo suelo, el profesar libremente nuestro culto cualquiera sea, el poder elegir democr?icamente a nuestras autoridades, m? all?de que despotriquemos contra ellas, en fin, el de levantarnos cada ma?na sabiendo que ?icamente nosotros somos due?s de nuestro destino y no rebuscadas interpretaciones de escritos religioso, entonces debemos apoyar las acciones b?icas de las fuerzas aliadas. Es doloroso, pero inevitable.

Dr. Mart? Borrelli
Diputado Nacional
borrelli@federal.org.ar
Presidente del Partido Federal