A
partir de las insinuaciones del senador Cafiero sobre la existencia de
sobornos en los Bloques del PJ y la Alianza para la sanci? de la Ley
de Reforma Laboral, y de un documento an?imo que relata con lujo de
detalles las reuniones en donde se habr? perge?do el arrebato; el
vicepresidente ?varez, algunos otros senadores y hasta el Presidente
de la Naci? se escandalizaron frente a tal aseveraci?.
Esta
reacci? fue bien distinta frente a otra denuncia an?oga como fue
la del gremialista Moyano cuando al tratarse la reforma en el Senado
adjudic?al Ministro Flamarique la famosa frase “para los
senadores tengo la Banelco”. Lo que hace pensar que en aquel
momento el Gobierno apel?al desprestigio de Moyano para disimular
algo que ahora, de la mano de un an?imo y de las notas de un
prestigioso periodista, creci?de manera tan alarmante que es
imposible ocultar.
Puesta en escena
El
exabrupto del Ministro de Trabajo al concurrir al Senado en medio de
una sesi? “para dar la cara” como ? ha dicho,
tiene m? olor a estrategia de marketing del Grupo Sushi, que
a una movida tendiente a develar algo de la verdad detr? de todo
este esc?dalo. Esta suerte de interpelaci? al rev?, por medio de
la cual el Ministro solicit?a los senadores que si alguno sab? de
cosas horrorosas, aprovechara y se lo dijera ah?mismo, podr?
impresionar a alg? incauto, pero se trata de una verdadera burla:
?qui? est?libre de pecados en el Senado de la Naci? para tirar
la primera piedra ?
Qui? acaso, se iba a arriesgar a formular alg? cargo, so pena
luego de ser pasible de una denuncia por calumnias e injurias? Qui?,
por ?timo, iba a inmolarse p?licamente diciendo: - “Sr.
Ministro, Yo cobr?con la Banelco que usted nos dio..”
|
Matando suavemente
Cualquiera
fuere el resultado que arroje la investigaci? sobre el pago de
sobornos, el da? que ha sufrido el cuerpo legislativo es letal.
Nadie creer?que "aqu?no ha pasado nada",
en uno de los supuestos, y en el otro habr?que desenmascarar uno o
varios coimeros, tanto del Legislativo como del
Ejecutivo. El alud puede arrasar con todo.
Lo
que la mayor? de los analistas omite decir es que la descomposici?
en el Senado comenz?mucho antes de que estallara este esc?dalo.
Desde la recuperaci? de la Democracia, todos sabemos que la C?ara
Alta est?seriamente sospechada de ser escenario de m?tiples
arreglos, con o sin plata; de designaci? de Jueces a piacere,
de intercambio de favores personales por leyes, de chantajes al Poder
Ejecutivo por parte de alg? senador para obtener “ventajas” para
su provincia, etc?era, etc?era.
Golpe de gracia
Sin
embargo, el golpe de gracia no ocurri?durante la sanci? de alguna
ley, o por alguna acci? del mismo devaluado cuerpo; ni siquiera por
las expresiones de alguno de sus miembros en las inadecuadas defensas o
nombramientos de desafortunados jueces. Ocurri?con la innecesaria
reforma de la Constituci? en 1994.
Nuestra
Constituci? desde 1853 establec? que los senadores representaban a
su provincia ante el Gobierno Federal, pero resulta que la Asamblea
Constituyente que reform?torpemente la Carta Magna ignor?su
esp?itu y el equilibrio que cada representaci? importa para la
sanci? de las leyes: la de los ciudadanos por un lado y la de
las provincias por otro.
A partir de esa desprestigiosa
reuni?, la C?ara de Senadores ya no representa m? a las
provincias, sino a los partidos pol?icos mayoritarios, por lo que no
es de extra?r que papelones como los de esta semana vuelvan a ocurrir.
Mandan las pol?icas partidarias, la disciplina de bloque y los
acuerdos de c?ula.
Cabe recordar que a aquella
lamentable Asamblea Constituyente, presidida por la se?ra Fern?dez
Meijide, concurrieron casi todos los personajes que hoy ostentan los
m? altos cargos en el oficialismo.
La Paciencia tiene un
l?ite
La
Justicia es la que despu? de realizar una investigaci? que est?a
la altura de las circunstancias, deber?brindar alguna satisfacci? a
nuestro atribulado pueblo, que ve impotente el imp?ico desfile de
negociados y prebendas de su clase dirigente, mientras crece la
desocupaci? y la marginalidad.
La
brecha es cada vez mayor y no se soluciona con una buena campa? de marketing:
lo ?ico que puede serenar los esp?itus naturalmente heridos de los
argentinos es el castigo ejemplarizador de los culpables, ya sea de los
corruptos si han habido sobornos, o de los calumniadores si
se ha tratado de una patra?.
Lo
que no puede ocurrir es que todo siga como si nada hubiera pasado.
En alg? momento, la patria demandar? Y ya ser?tarde para lamentos.
|