Primera gran paradoja de la
reuni? llevada a cabo en La Habana: El pa?
anfitri? no participa de la econom? globalizada por
el simple hecho de que para poder hacerl hay que tener un
sistema econ?ico racional, algo3 que es imposible que
exista en una Jurasik Park del Caribe porque no hay
libertad, y sin ella no hay econom? de mercado.
Entonces lo que tiene Cuba es un simple sistema de
contabilidad donde se registran ingresos y egresos de
acuerdo a los dibujos que m? convengan a las
autoridades de turno.
Segunda Paradoja: Entre las
conclusiones de la Cumbre figura el reclamo de Democracia
en Cuba. Esto suena muy bien si la reuni? se hubiera
realizado en Lima o en Quito, pero si se hace en La
Habana, sede misma del r?imen que export?guerrillas
revolucionarias por Sud Am?ica en los '60 y '70, ?qu?
hac?n todos esos representantes de pa?es
democr?icos all? justamente donde n?hay libertad ni
respeto por los derechos humanos?.
Algo no cierra. ?O acaso el Rey
Juan Carlos, que se emocion?al recorrer las calles de
La Habana vieja, no sabe que los presos, los perseguidos,
los desaparecidos, los que se ahogaron tratando de llegar
a las costas de los Estados Unidos, no gozan de la misma
emoci??. En definitiva, Castro los ha reunido a todos
all?mismo, donde no hay Democracia ni respeto a las
libertadoes fundamentales. Como tampoco las hab? en
1996 cuando en Valpara?o firm?un compromiso por la
apertura democr?ica. Tres a?s despu?, sin cambiar
un ?ice, todos han peregrinado mansamente hacia sus
barbas. Con su presencia han convalidado al Dictador.
Tercera Paradoja: La
Cumbre, es una decisi? ejemplar, rechaz?la
extraterritorialidad; es decir, la aplicaci? de leyes
nacionales que infrinjan el Derecho Internacional y las
leyes de terceros pa?es. Si bien sirve para condenar el
embargo de Estados Unidos a Cuba, tambi? significa un
gran espaldarazo a la posici? de Chile - apoyada por la
Argentina- en su disputa por desbaratar la posici?
antijur?ica, colonialista e hip?rita del Juez Garz?
de juzgar en Espa? la comisi? de hechos sucedidos
durante los gobiernos de facto de nuestros dos pa?es.
|
Lo curioso es que a?, teniendo
esta resoluci?, nombre y apellido (Pinochet), Castro,
que est?en las at?odas y que al igual que sus colegas
socialistas de Francia y Espa? -excepci? hecha de
Felipe Gonz?ez- deber? apoyar el castigo de los
"genocidas" en cualquier lugar del mundo.
Cuarta y ?tima Paradoja (para
no aburrir al lector): Castro, a pesar de concentrar
toda la atenci?, no pudo evitar ceder protagonismo
frente a los disidentes del r?imen, que siguen vivos,
que lograron reunirse en forma oficial con ocho
delegaciones de pa?es participantes, siendo la m?
importante la mantenida con Jos?Mar? Aznar, y la m?
simb?ica, la del Canciller Nicarag?nse, pa? que
sufri?en carne propia el azote sandinista, primo
hermano del castrismo.
En s?tesis, diecinueve democracias
de Am?ica Latina, m? dos de Europa, se reunieron en
la capital de un pa? oprimido por una dictadura, para
hablar de una econom? globalizada y terminaron hablando
de Derecho Internacional y pidi?dole al Le? que se
haga vegetariano.
Mart? Borrelli
|