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La Hoja Federal

Bandera Argentina

Año 1 - Número 15

República Argentina, Viernes 24 de Septiembre de 1999
Órgano de prensa del
Partido Federal

Av.de Mayo 962 - Buenos Aires


La Crisis del Año 2000

Dentro de las tantas preocupaciones que genera la llegada del año 2000 para los más supersticiosos, no escapa el tan pronosticado desastre que se supone pueda ocurrir con los sistemas automatizados que operan con fechas.

Crisis doméstica
No necesariamente se debe entender la cuestión como exclusiva de los sistemas informáticos, sino de todos aquellos dispositivos que operen de acuerdo a fechas que se cambian automáticamente. Debe tenerse en cuenta que las videocaseteras, hornos a microondas, fotocopiadoras, automóviles sofisticados, etc. tienen contadores de tiempo internos que responden a programas simples.
Probablemente si todos los dispositivos a su alcance fueron construidos antes de las advertencias generalizadas y normas sobre la importancia de los cuatro dígitos en la utilización de fechas, el primer problema que encontrará es que su radio reloj despertador podría comenzar a fastidiarlo desde las cero horas del año 2000 y ninguno de los dos entenderá qué es lo que está pasando.
Otro problema puede ser que su heladera y congelador decidan que llegó la hora de descongelarse automáticamente, ya que pueden entender que ha pasado un siglo sin hacerlo.

Equilibrio Fiscal

Todos los sectores del país venían pidiendo desde hace mucho tiempo la disminución del déficit del Estado, pero se tuvo que esperar mucho para algo que era tan necesario.
Tanto se prolongo el tratamiento de esta ley, que una vez sancionada podemos afirmar que perdió en rigor, por las sucesivas modificaciones hechas en la camara de Diputados, las cuales fijaban topes al déficit y evitaban una facil elusión de los mismos; como también en el caso extremo de no cumplirse no existen sanciones para los que violen dicha norma. Tampoco aclara como serán los mecanismos para reducir ese déficit y llegar al 2003 con el equilibrio tan deseado.
A pesar de todos estos inconvenientes, es el primer freno que se le hace al estado en materia de contención del gasto público y las sucesivas acumulaciones de déficit fiscal, producidas por gastar más de lo que se recauda.

Por Marcelo D'Alotta


Algunos ascensores pueden creer que el encargado de mantenimiento olvidó cambiar o ajustar determinadas piezas durante los últimos cien años, y por lógica este saldrá caprichosamente de servicio.
Todas estas cuestiones son solucionables, ya que en el peor de los casos se pasará la primer noche del año 2000 secando el piso, golpeando a su despertador, bajando de su departamento por las escaleras, etc. si es que no le cortaron antes la luz, el gas y el teléfono por falta de pago de sus facturas del último siglo.
Cuando llegue a su automóvil, si este tiene advertencias de mantenimiento, el tablero se asemejará a un arbolito de navidad, como ocurre en los de una afamada marca alemana cuando no se hacen los servicios de mantenimiento en los talleres autorizados por la fábrica.
Al llegar a su oficina, la centralita telefónica probablemente no funcione, los contestadores automáticos habrán borrado los mensajes no levantados durante la noche, lo que la máquina creerá que es un siglo. La maldita fotocopiadora prenderá las alarmas de mantenimiento y no querrá funcionar sin que la atienda el técnico. Si se decide a llamar a su técnico, encontrará que este le dará turno para dentro de unos cuatro meses, ya que usted fue el último en llamar.
Para descansar antes de la prueba de fuego, "las computadoras", no trate de calentar un cafecito con el microondas, sin antes reconfigurar la fecha, ya que lo tomará frío o hervirá por casi un siglo.
Cuando encienda la computadora, probablemente esté resignado a que esta le diga que no quiere trabajar, pero es muy probable que ello no ocurra y que funcione bien.

La crisis informática del Año 2000 en el Pentágono


Priviliegiada inestabilidad

En nuestro país, y debido a la inestabilidad de todo tipo a la que estuvimos acostumbrados por varias décadas, la cuestión informática del Año 2000 no generará un caos como si lo hará en los países con mayor estabilidad.
Este flagelo atacará los grandes sistemas instalados durante los comienzos de la informática, cuando el espacio en disco y en la memoria electrónica eran escasos y para administrarlas bien se mezquinaban caracteres en cualquier parte de los programas, como no ocurre actualmente.
El ingreso de nuestro país a la era de la información electrónica puede remontarse a la creación del CUPED (Centro Único de Procesamiento Estadístico de Datos), que funcionaba en el edificio del Banco Hipotecario Nacional. Allí se alimentaban unas infernales máquinas mediante tarjetas de cartón perforadas, y la velocidad de lo que podría considerarse vulgarmente como razonamiento es comparable con la de cualquier computadora personal que hoy consideramos obsoleta para tenerla en casa. Por aquellos días, la inestabilidad política y económica hizo que los sistemas no se actualizaran periódicamente y quedaran funcionando máquinas que ni siquiera tanían monitor, los resultados eran largos listados de papel continuo.
Luego de muchos años, el vertiginoso crecimiento de la ciencia de la información demandó de los fabricantes que las computadoras puedan administrar mayor cantidad de datos, un procesamiento más rápido y la posibilidad de guardarlos en la misma máquina con acceso inmediato.
Desde ese momento los programadores no tenían que mezquinar más espacio, ni en la memoria virtual ni en el disco rígido. Esto ocurrió hace unos quince años, pero entonces el problema heredado de los programas viejos surgió ante los errores de sistemas que devolvían los datos ingresados por considerarlos inconsistentes.
No es para enorgullecerse pero si para tranquilizarse. Los parches sobre los programas viejos para actualizar la gestión administrativa y adecuarla a la capacidad de las máquinas no es un problema generalizado en nuestro país. Desde aquel CUPED hasta hace quince años hubo una depresión que no permitió ni siquiera el aggiornamiento de los sistemas viejos, y cuando hubo que actualizarlos no sólo se hizo en máquinas, sino también en programas.

La renovación tardía de sistemas en forma completa dejó lejos el problema del año 2000 para la mayoría de las empresas y organismos oficiales.
Las empresas de servicios públicos hoy son objeto de control sobre esta cuestión y deberán informar al Estado Nacional sus planes de acción contra fallas en sus sistemas, según lo establece el Decreto 1004/99, ya que no es lo mismo pelear con el despertador, secar el piso porque las heladeras se descongelaron solas o no poder grabar un programa de televisión, que hacer todo eso sin transportes, gas, luz ni teléfono.

Trampitas
Si no está en sus planes cambiar la videocasetera y su fabricante no previó la cuestión del año 2000, una solución es hacerle creer que estamos en el año 1972, ya que el 1° de Enero es Sábado y es el año más próximo con días coincidentes con los del 2000.
Este paliativo puede utilizarse en cualquier artefacto que indique año y días de la semana.

Por Gustavo P. Forgione

 

 

La noticia en otros medios

Declaran en estado de alerta a los sistemas informáticos

La Nación

Decreto 1004/99

InfoLeg
Min.de Economía

Sociales
El día 22 de Septiembre de 1999, a las 17:50 hs.,  nació Juan Andrés O'Donnell, con 3,720 kg. el que se encuentra muy bien junto a su mamá Paula Bertol y a su papá Gastón O'Donnell.
Nos alegra el alma transmitirles esta noticia.
Paula y Gastón

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Por un mejor uso del idioma
Las abreviaturas implican una comodidad para expresarse por escrito cuando el espacio o el tiempo para escribirlo son escasos, tal como ocurrió con la cuestión de los dígitos obviados en lo que ahora resulta una crisis, la abreviatura Y2K puede leerse aún en publicaciones serias y cuando no hace falta mezquinar espacio o tiempo.
A esta abreviatura se pueden sumar los anglicismos tratados en las columnas anteriores de "Por un mejor uso del idioma" de esta publicación.
Utilizar Y2K para reemplazar "Crisis del año 2000" configura no sólo un anglicismo, lo que denota una evidente falta de cultura, sino una escueta elegancia.

No sería raro leer dentro de poco tiempo que la Real Academia Española adoptó como parte de nuestro idioma esta especie de sigla.
Si ello ocurriese, habría que sugerir a esa institución que frases como:
" - Disculpe usted, pero no pude entender lo que dijo, por favor ¿ me lo podría repetir ? "
Puedan ser reemplazadas por la, todavía poco elegante, expresión: " - ¿¡lo qué!? "

Hablar bien no cuesta nada...
El Editor


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