Obedeciendo
a las campañas políticas, muchos de los
candidatos utilizan descuidadas
reflexiones para descalificar a sus
oponentes o simplemente para cautivar
votantes de cualquier forma; por estos
días los temas de moda son "la
agobiante deuda externa" y "la
inestable estabilidad".
Hay
quien explica alegremente la necesidad de
adherir al jubileo del nuevo milenio para
no pagar la deuda; otro, que se debe
reconsiderar esa deuda, como si fuese
posible convencer a los acreedores del
Estado, y esto no incluye al FMI quien
sólo es acreedor de una parte menor y a
la mínima tasa de interés del mercado,
sino a los mismos argentinos tenedores de
bonos en dólares o quienes confiaron sus
divisas a los bancos y estos las
prestaron al Estado.
A
esta discusión no escapa el mismo
presidente, quien advierte que "con
una victoria de la Alianza, sobrevendría
una devaluación". |
Estas
oportunas acusaciones sólo llevan a que
las expectativas de los inversores
externos se reduzcan y con ello la
credibilidad de nuestro país.
Si
tenemos en cuenta que el tan nombrado
Costo Argentino se debe casi
exclusivamente al costo de financiación
de la producción, estas irresponsables
afirmaciones no hacen más que aumentar
dicho costo echando por tierra todo
esfuerzo por mantener la perseguida
estabilidad.
Cabría
entonces, rogar a los oportunistas que
midan su verborragia política respecto
de su daño potencial, aunque ello
implique una falta de discurso
competente, porque de seguir con esta
ineptitud quien sea elegido deberá
administrar un seguro desastre.
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